La vida es hoy

Pensamos que la felicidad es algo que llegará un día. Como quien financia una lavadora: creyendo que, pagando a plazos, en algún momento compraremos la alegría. Siempre nos han dicho que la felicidad es un objetivo, que está a la vuelta de la esquina. Que cuando hagamos o consigamos X, llegará: «Cuando tenga pareja, seré feliz», «Cuando me compre una casa», «Cuando tenga un buen trabajo», «Cuando me vaya de vacaciones», «Cuando tenga el coche de mis sueños»… Lo que ocurre es que la felicidad no es un objetivo, sino un proceso diario del que hay que enamorarse. Y, si está a la vuelta de la esquina, quizás nunca sabremos tras cuál se esconde.

Lo único que sabemos es que solo tenemos el presente. La vida es hoy. La felicidad está en esos pequeños momentos cotidianos. En ese café con amigos en medio de la rutina. En un atardecer en la playa. El sonido de las olas, un abrazo al volver a casa, la última canción de un concierto, las cervezas de agosto, la familia elegida, los rayitos de sol en invierno, los libros salvavidas…

Hay que disfrutar de todo eso mientras estemos aquí. Hacer que la vida valga la alegría, que sea eterna mientras dure. Que, cuando en la pantalla aparezca «The end», la película nos haya gustado.

Un día, ya no seremos. Ya no estaremos. Ya no amaremos; no soñaremos. Nuestra piel será solo polvo, ceniza enamorada, carne que vuelve a la tierra o al mar. No besaremos, no abrazaremos, no viajaremos.

Por eso, hasta que llegue ese día, vivamos. Si somos aves de paso, disfrutemos del vuelo.


Escrito por

Julia. Canarias, 27 febreros. ♥ Graduada en Estudios Francófonos Aplicados. ♥ Máster en Traducción Editorial. Me gusta escribir y traducir, intentar descifrarme a través de las palabras. Escribo para saber lo que siento.

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