Teoría King Kong

¡Buenos días! ♥ Hoy me paso por aquí para compartir con ustedes algunas citas y reflexiones sobre uno de los últimos libros que he leído: Teoría King Kong, de Virginie Despentes.

Virginie Despentes es una escritora y directora de cine francesa, nacida en Nancy en 1969. Actualmente, es una de las autoras más conocidas y polémicas de Francia (punk, lesbiana, rockera, feminista y antigua prostituta, su vida y obra no dejan indiferente a nadie). Ha publicado decenas de libros y dirigido varias películas, como Fóllame (2000), basada en una novela suya del mismo nombre y que fue una auténtica revolución en Francia, para ser luego retirada del cine debido a la presión de algunas organizaciones francesas conservadoras.

Teoría King Kong (2006) se ha convertido en uno de los ensayos feministas más importantes de la actualidad para entender el feminismo contemporáneo. Se trata de un libro en el que Despentes aborda temas que necesitan ser replanteados como el porno, la prostitución, el modelo de feminidad y de lo que es considerado viril… En sus 169 páginas, la autora nos habla desde su propia experiencia como mujer. Mujer exprostituta, que fue internada en un hospital psiquiátrico a los 15 años y violada junto a una amiga a los 17 por tres hombres. Mujer harta de los valores tradicionales de la alta sociedad francesa, del papel secundario que seguimos teniendo como mujeres hoy en día y de que no se pongan sobre la mesa todos esos temas incómodos de los que, sin embargo, es necesario hablar. Mujer siempre rodeada por la controversia, a la que han intentado silenciar. Mujer que defiende la prostitución y la pornografía como armas de empoderamiento para las mujeres.

«Escribo desde la fealdad, y para las feas, las viejas, las camioneras, las frígidas, las mal folladas, las infollables, todas las excluidas del gran mercado de la buena chica, pero también para los hombres que no tienen ganas de proteger, para los que querrían hacerlo pero no saben cómo, los que no son ambiciosos, ni competitivos, ni la tienen grande. Porque el ideal de la mujer blanca, seductora, que nos ponen delante de los ojos es posible incluso que no exista».

He de reconocer que el libro me ha resultado muy interesante y hay ciertas partes que me han hecho replantearme algunos temas o verlos desde otra perspectiva. Creo que son necesarios los libros así: que nos hagan pensar de otra manera, alejada de los valores que tan asimilados tenemos en este mundo patriarcal. Muchos han criticado esta obra por el lenguaje en el que está escrito: crudo, sin tapujos, descarnado. Sin embargo, considero que este lenguaje realista para hablar de temas reales es uno de los puntos fuertes del libro. Quizá lo que le moleste a la gente no es que Despentes escriba de este modo, sino que lo haga siendo mujer, alejándose así del papel de señorita. La sutilidad, el recato y lo políticamente correcto, para las mujeres. La agresividad, la osadía, para los hombres. ¿Cómo va a escribir una mujer desde la rabia?

Sin más demora, cito a continuación algunos fragmentos que me han resultado de gran interés:

«Incluso hoy que las mujeres publican muchas novelas, raramente encontramos personajes femeninos cuyo aspecto físico sea desagradable o mediocre, incapaces de amar a los hombres o de ser amadas. Por el contrario, a las heroínas de la literatura contemporánea les gustan los hombres, los encuentran fácilmente, se acuestan con ellos en dos capítulos, se corren en cuatro líneas y a todas les gusta el sexo».

«El ideal de la mujer blanca, seductora pero no puta, bien casada pero no a la sombra, que trabaja pero sin demasiado éxito para no aplastar a su hombre, delgada pero no obsesionada con la alimentación, que parece indefinidamente joven pero sin dejarse desfigurar por la cirugía estética, madre realizada pero no desbordada por los pañales y por las tareas del colegio, buen ama de casa pero no sirvienta, cultivada pero menos que un hombre, esta mujer blanca feliz que nos ponen delante de los ojos, esa a la que deberíamos hacer el esfuerzo de parecernos, a parte del hecho de que parece romperse la crisma por poca cosa, nunca me la he encontrado en ninguna parte. Es posible incluso que no exista».

«Nos avergüenza nuestro poder. Siempre estamos vigiladas por los hombres que siguen metiéndose en nuestros asuntos para decirnos lo que nos conviene y lo que no, vigiladas sobre todo por otras mujeres, por la familia, por las revistas femeninas, por el discurso dominante. Es necesario reducir nuestro poder, nunca bien visto en una mujer: “competente” quiere decir todavía “masculino”».

«El acceso a los poderes tradicionalmente masculinos implica el miedo al castigo. Desde siempre, salir de la jaula se ha visto acompañado de sanciones brutales».

«La maternidad se ha vuelto el aspecto más glorificado de la condición femenina».

«La dicotomía madre-puta está dibujada artificialmente sobre el cuerpo de las mujeres, un poco como el mapa de África: sin tener en cuenta las realidades del terreno, sino únicamente los intereses de los colonizadores. Esta separación no procede de un proceso “natural”, sino de una voluntad política. Se condena a las mujeres a estar escindidas en dos opciones incompatibles».

«Solo los hombres imaginan el porno, lo ponen en escena, lo miran y sacan provecho, y así el deseo femenino se ve sometido a la misma distorsión: debe pasar por la mirada masculina».

«La explicación psicológica popular que se aplica a las mujeres ninfómanas, según la cual estas multiplican sus relaciones sexuales porque no pueden sentir satisfacción sexual, es un ejemplo patente de denigración. Así se extiende la idea según la cual la multiplicación de conquistas es un indicio de frustración femenina. Cuando, en realidad, es una teoría que se ajustaría mejor a los hombres, frustrados por la pobreza de su sensualidad y de sus orgasmos».

«Guarden sus heridas, señoras, porque podrían molestar al torturador. Hay que ser una víctima digna. Es decir, que sepa callar».

«¿Cuál es la ventaja que sacamos de nuestra situación que hace que merezca la pena que colaboremos tan activamente? ¿Por qué las madres animan a los niños a hacer ruido mientras enseñan a las niñas a callarse? ¿Por qué seguimos valorando al hijo que se hace notar mientras que nos da vergüenza que una chica se salga del tiesto? ¿Por qué enseñamos a las niñas la docilidad, la coquetería y el disimulo, mientras que decimos a los niños que deben ser exigentes, que el mundo es suyo, que deben tomar decisiones y elegir? ¿Qué hay de bueno para las mujeres en el modo en que las cosas suceden que haga que nos compense suavizar los golpes que damos?».

«Yo pertenezco a ese sexo, el que debe callarse, al que todos acallan. Y que debe tomárselo con cortesía, una vez más, jugar a mantener un perfil bajo. A riesgo de que te borren del mapa. Los hombres saben mejor que nosotras lo que podemos decir sobre nosotras mismas. Las mujeres, si quieren sobrevivir, tienen que aprender a entender las órdenes. Que no me vengan a contar que las cosas han evolucionado tanto y que ya no es lo que era. A mí no. Lo que yo he soportado por ser mujer escritora es el doble de lo que un hombre soporta».

«El sexo que se dice fuerte es precisamente el que hay que proteger sin cesar, el que hay que confortar, curar, cuidar. Al que hay que proteger contra la verdad».

«El feminismo es una aventura colectiva, para las mujeres pero también para los hombres y para todos los demás. Una revolución que ya ha comenzado. Una visión del mundo, una opción. No se trata de oponer las pequeñas ventajas de las mujeres a los pequeños derechos adquiridos de los hombres, sino de dinamitarlo todo».

Voilà ! C’est tout pour aujourd’hui, mes chers amis. Espero que el post les haya gustado. Si tienen comentarios, opiniones o quieren abrir el debate, aquí estoy.

Un abrazo enorme.


Escrito por

Julia. Canarias, 25 febreros. Graduada en Estudios Francófonos Aplicados. Soy una mortal más que intenta descifrarse a través de las palabras y que escribe para saber lo que siente.

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