Lo siento.
Sé que te he roto
el corazón.
Lo llenaste de amor,
de verdad y de ganas
de quererme tal y como soy,
con mis defectos,
mis manías
y mis rarezas.
No hay nada
más valiente que eso:
querer a una persona así,
del modo en el que tú
te has atrevido a hacerlo.
Porque tú le devuelves
el significado al verbo amar
y la esperanza a las almas
sin fe como la mía.
Nunca he creído en Dios,
pero creo en ti
y para mí eso
vale mucho más.
Cuando tú apareciste,
se fue el miedo.
Y, después de darme
tanto amor,
cogí entre mis manos
todo lo que habíamos construido
y lo quemé.
Ahora que nuestra relación
es un puñado de cenizas
y cristales rotos,
me siento la persona
más miserable del mundo.
Me he dado cuenta de
lo difícil que es
volver a hacer fuego
a partir de unas cenizas
y de lo imposible de querer
que un jarrón vuelva a verse igual
después de pegar todos sus pedazos.
No, ni la hoguera tendrá el mismo calor
ni el jarrón tendrá el mismo aspecto
porque cuando algo va muriendo
cuesta mucho reanimarlo.
Ojalá fuera una experta cirujana
y pudiera coser las heridas
de esta relación que sangra
abierta en canal
hasta que ambos olvidemos
lo mucho que ha dolido.
Ojalá pudiera extirpar
de tu cuerpo todo tu dolor
y meterlo en el mío:
si alguien merece todo el daño
soy yo.
Ojalá pudiera darte tanto amor
que te sintieras como un niño pequeño
que lo mira todo lleno de ilusión
y que tiene el corazón intacto.
Ojalá, de verdad, ojalá fuera capaz
de hacerte olvidar que
tienes el corazón roto.
Ahora me doy cuenta:
al romperte el corazón,
el mío también se rompió.
Porque, amor, yo siempre fui feliz
cuando vi que tú lo eras
y ahora que he llenado tu vida de pena
yo también estoy triste.
Solo espero que,
por muchas personas estúpidas
como yo que se crucen en tu camino,
no cambies.
No cambies, por favor.
Porque tienes el alma más hermosa
que jamás he conocido,
una mente preciosa
en la que nunca me cansaría
de sumergirme
y un corazón demasiado puro
para este mundo tan contaminado.
Ojalá jamás te hubiera herido
de esta manera tan cobarde.
Pero, ahora que no
puedo cambiar lo que he hecho,
solo te pido eso:
no cambies.
No pierdas toda la belleza
que llevas por dentro
porque el mundo merece
observar tu luz.
Sigue brillando,
sigue soñando
y sigue dándole sentido
a cada latido de tu corazón.
No te canses nunca de amar,
por muchos infiernos que te alcancen,
porque ser amada por ti
se parece mucho al paraíso.
Miss Poessía
Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons
muy bueno
Me gustaLe gusta a 1 persona
Muchas gracias, Pippo ♡
Me gustaLe gusta a 1 persona
precioso,
he paseado por tu blog y he descubierto una gran belleza en la expresión de tus poemas ,
nunca dejaremos de amar,aunque nos cansemos, volveremos a resucitar.
felicidades!!
Me gustaLe gusta a 1 persona
Jo, qué palabras tan bonitas me dejas, de verdad. Te agradezco de todo corazón que hayas hecho ese paseo por mis entrañas convertidas en letras y que te haya gustado lo que has visto. Es todo un placer que me leas y que dediques tu tiempo en dejarme estos preciosos comentarios. ¡Muchas muchas gracias! Abrazo fuerte 🖤🌸
Me gustaMe gusta