Ojalá fueras capaz de mirarte

de la misma manera que te veo yo,

porque te juro que veo tantas cosas en ti

que creo que una vida no te bastaría

para dar al mundo todo lo que tienes.

 

Una vida no te bastaría

y aun así vives como si tuvieras siete,

creyéndote un osado gato

que puede desgarrar el mundo

y luchar contra las leyes de la muerte.

 

Mírate.

 

Parece que este mundo moderno

se te ha quedado demasiado grande,

parece que vives buscando un sentido

y todavía no has sido capaz

de darte a ti mismo ningún buen motivo

para arriesgarte.

 

Mírate.

 

Eres tan joven que te ríes del tiempo

pensando que tienes toda la vida por delante.

 

Y sí, te queda mucho por vivir,

pero no se puede avanzar

pensando que se tiene la vida por delante

con tantas heridas por detrás,

siempre retrasando el momento de curarlas.

 

Ni siquiera la persona más resiliente

podría soportar esa carga.

 

Mírate.

 

Es normal que te duela respirar

si tienes los pulmones llenos de cristales

y sigues negando que estás roto.

 

Mírate.

Porque yo ya me he cansado de hacerlo.

 

Porque te he mirado tanto,

desde tantos ángulos distintos,

que me he dado cuenta de lo que te pasa.

 

He visto en tus ojos

que has dado varios viajes de ida y vuelta

a los infiernos.

Tal vez por eso estés tan quemado…

 

He notado en la fractura de tu voz

que ya has hablado con el diablo

mirándolo a los ojos,

que le has dicho: hazlo lo mejor

que puedas, destrúyelo todo,

ya no tengo nada que perder.

 

He visto en tu dolor

que has abierto tantas veces

el lado izquierdo de tu pecho

a quienes nunca merecieron entrar

que ahora vas por el mundo

con el corazón atrincherado.

 

He mirado tus brazos cansados

y he sentido en tus tendones agotados

que has arrastrado durante demasiado tiempo

un peso que no te correspondía.

 

He acariciado tu piel

y he sentido bajo mis dedos

el tatuaje de nombres

que desearías con todas tus fuerzas borrar.

 

Y, sin embargo,

creo que todo ese daño

te ha hecho más fuerte.

 

Mírate,

me gustaría que lo hicieras.

 

Pero sé que cuando lo haces

no encuentras fortaleza en el dolor,

que el miedo no te hace más valiente,

sino que te paraliza.

 

He intentado durante mucho tiempo

que te mires como yo lo hago,

pero no puedo mirarte desde tus ojos,

ni tocarte desde tu piel,

ni hablarte desde tu pensamiento

para hacer callar a tus voces.

 

Lo he intentado,

de veras que lo he hecho.

Pero, a decir verdad,

ya no lo sé.

 

 

No sé contra quién

estoy luchando.

 

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Miss Poessía

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