(A la manera de Marwan y Batania)

Hombre imperfecto sin prisas ni estrés ni rutinas, que comparta conmigo risas, cafés y aspirinas.

Hombre que tenga más temas de conversación que el fútbol y las mujeres, porque es consciente de que la mejor prórroga se juega en nuestro cuerpo y de que yo soy esa mujer que ha venido a borrar la huella de tantas decepciones.

Hombre que sea verso y beso, que no esté preso de su exceso y me ayude a hacer el amor con las palabras en las noches de sexo. Que me lea poesía después de viajar al edén entre mis piernas sin billete de vuelta, en esas noches en las que los astros tiritan azules a lo lejos mientras nosotros sudamos, y me haga sentir la protagonista.

Hombre que sepa bajarse del mundo, que busque junto a mí playas perdidas en pleno invierno.

Hombre que se emocione con Benedetti tanto como yo, que convierta el presente en un texto de Baricco y que comprenda que algunos rincones de mi alma son casi tan oscuros como la biografía de Bukowski.

Hombre que ilumine mis recovecos oscuros, mis sombras, pero sin perder por mí su luz.
Hombre al que no le importe mi desastre, que me quiera también los días en los que voy sin maquillaje y sin ganas y todo me resulta asqueroso.

Hombre que tenga cálidos paraísos escondidos en los brazos, promesas en su pupila oscura, sueños volando tras su frente y miles de risas atrapadas en sus irresistibles hoyuelos que al verme se desborden y rompan la barrera del sonido.

Hombre que no construya palacios de felicidad en las noches bohemias y luego los derrumbe al amanecer.

Hombre que me ayude a frenar, a borrar los fantasmas de mi infancia y a olvidar el nombre de febrero.

Que mate zombis por mí.

Hombre que comparta conmigo las tardes de domingo y me ayude a sobrevivir a los lunes.

Hombre que bese las constelaciones de lunares de mi espalda y que, como en la canción de Rayden, cada vez que vayamos a hacer el amor parezca que hemos vuelto de la guerra.

Hombre que al mirarlo nunca me recuerde a mis rollitos de primavera.

Hombre llamado locura, que nunca traiga sentido común a mi existencia y me haga sentir que tengo alas.

Que me haga café por la mañana, caricias por la tarde y el amor por las noches.

Hombre que no me abandone como hizo Ulises con Penélope, y que no le haga falta marcharse porque sabe que para viajar a Ítaca basta con unir nuestras pieles.

Hombre que no suba a mi balcón con aires de Romeo enamorado, sino que me eleve con caricias sin salir de la habitación.

Que en lugar de flores me regale poemas, y que con él surjan los versos más bellos.

Que venga hacia mí ebrio de felicidad, y que nunca se nos vaya la borrachera.

Que me saque a bailar, aunque esté sordo de un pie, y que al agarrarme de la cintura sienta que por fin a la palabra sobrevivir se le ha caído el prefijo.

Un hombre que sea capaz de entender que por muchos desvaríos que escriba esta Señorita Poesía, él jamás podrá ser descrito en prosa o en verso, nunca podrá ser encerrado en un poema.

Eso es lo que busco. Ojalá lo encuentre…

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Muy buenas, querido poeta: este es un texto algo viejo ya, lo escribí en septiembre de 2015, pero volví a leerlo hace poco en mis documentos y me apeteció compartirlo. Está inspirado en un poema titulado «Mujer imperfecta» de Marwan, un cantautor y escritor que me flipa y que sin duda te recomiendo. Espero que te guste y que seas muy feliz. ¡Un gran abrazo! ❥

Miss Poessía

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