Tú no puedes volver.

 

No puedes volver a mis noches

de soledad,

ni a mis poemas,

ni a las rutas en coche,

ni a los amaneceres en la playa.

 

No puedes regresar al sabor

dulce del ron

que une en un antro

a dos bocas amargas,

ni a los largos días

de verano,

ni a la pereza de dos cuerpos

que no quieren salir de la cama

en invierno.

 

Tampoco a los viajes

de carretera y manta,

las tardes de vino y derroche,

los domingos de café y libros.

 

No puedes acudir

a ninguno de esos lugares

porque nunca estuviste

en ellos.

 

No pretendas reaparecer

y atravesar de lleno una vida

que tan solo quisiste

rozar

de puntillas.

 

No puede regresar

a una historia

quien no formó parte de ella.

 

Alguien que nunca estuvo

no puede volver.

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