Fui yo

No fue el fuego

lo que se acabó,

ni el hambre.

 

No fue el apetito insaciable,

ni el queroseno que alimentaba los motores

para poder hacer viajes intercontinentales

del país de tus dedos ardientes

al paisaje húmedo y desnudo de mi piel.

 

No fue la llama lo que se apagó,

ni las luces de emergencia

que encendíamos de madrugada

cuando lo solucionábamos todo

acudiendo a la oscuridad.

 

No,

no fue la horizontalidad

de tu cuerpo sobre el mío

ni la geometría afilada

de tu lengua

buscando mi cuello.

 

No.

 

No fueron las noches

las que me consumieron,

sino la certeza

de que no había nada más.

 

No fue el incendio que se extinguió,

sino las ganas de seguir ardiendo

sin tener nada más que ofrecer.

 

De nada sirve prender una mecha

que se apaga siempre tras el placer,

la unión de dos almas solas y frías

que solamente se entienden

bajo las sábanas.

 

Dos cuerpos que se abrasan por la noche

y no saben abrazarse y calentar.

 

No fue el deseo lo que desapareció,

sino los motivos.

 

No es la pasión

la que se agotó,

fui yo.


Escrito por

Julia. Canarias, 25 febreros. Graduada en Estudios Francófonos Aplicados. Soy una mortal más que intenta descifrarse a través de las palabras y que escribe para saber lo que siente.

3 comentarios sobre “Fui yo

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