Querido 2020:
Hoy me despido de ti para siempre, no nos volveremos a ver. No sé qué decirte, has sido un año agridulce. Más agrio que dulce, pero también me has enseñado a hallar algo de dulzura en la parte amarga de la vida. Me despido de ti como quien sale de una relación tóxica: sabiendo que, aunque hubo amor, el daño siempre pesó más. Me voy de ti porque eres muy contagioso y has descolocado mi vida por completo.
Nos diste dos meses de tregua, dos meses que fueron la calma que precede a la tormenta. 2020, qué número tan bonito, tan redondo… Todos entramos en ti con ilusión, te hicimos ojitos, pensamos que podría ser algo estable, que eras EL AÑO. Sin embargo, si se mira con perspectiva, la tranquilidad era solo aparente. Como ese momento en el que, al poner la mano sobre el mar en calma, se puede notar la vibración de la ola que vendrá.
Y, a pesar de todo, no lo vimos venir. La primera ola nos cogió totalmente desprevenidos, sin tabla ni madero al que agarrarse para mantenerse a flote. Fue una ola que se llevó muchas vidas por delante. La segunda, aunque menos devastadora, seguía teniendo una fuerza descomunal y nos ahogó. Y ahora estamos aquí, en la antesala de una tercera ola, aprendiendo cómo surfear una marea que nunca antes habíamos conocido.
2020, has sido muy puñetero. Te has llevado vidas y nos has alejado de todo aquello que hace que merezca la pena vivir: los besos, los abrazos, los amigos, la familia, el terraceo, los bailes hasta la madrugada, los viajes, los conciertos, la cultura…
Has sido el año más raro de mi vida.
Y, a pesar de todo, también me has enseñado. A aceptar el cambio en lugar de luchar contra él. A tener paciencia. A valorar lo que tengo. A quererme más.
He hecho pan. He paseado a mis perras y he salido a correr. He hecho videollamadas. He pasado días enteros en pijama. He pasado por todas las emociones en el mismo día. He bebido vino por encima de mis posibilidades. Por primera vez, me ha hecho ilusión ir a sacar la basura.
He esperado. He estado confinada, me he dado cuenta de que cuando no se puede salir afuera, no queda más remedio que mirar hacia adentro. Me he mirado, me he reconocido, he hecho las paces con algunos de mis monstruos. He llorado. He amado y he sufrido por amar desde lejos. Me he despedido de una de las personas más importantes de mi vida para dar la bienvenida a algo mejor, más sano para los dos. He aprendido que el hogar son las personas y que hay cada vez menos. Cada vez menos personas y más gente, que diría Mafalda. He abrazado a mis amigos y me he sentido jodidamente afortunada. He volado a través de los libros sin salir de casa. He empezado un máster que no me gustó. Me he dado cuenta de que sigo sin saber qué coño hacer con mi vida, pero de que cada vez tengo más claro lo que no quiero. He crecido.
Me he dado cuenta de que la gente que vale es esa de la que no te irías nunca, pero que siempre te deja la puerta abierta.
Me estoy conociendo.
Y, lo siento, pero también he conocido a alguien. Se llama 2021 y creo que voy a darle una oportunidad. No eres tú, soy yo. Que me merezco algo mejor.
Hasta nunca, 2020.
Hasta siempre.
¡FELIZ 2021 A TODOS Y A TODAS! ♥♥
Les deseo mucha salud y felicidad. Muchas gracias por estar por aquí otro año más… Un abrazo enorme covid-free.
Ojalá te quedes con todo lo bueno de 2020, que bien mirado no ha sido poco. Y que 2021 te devuelva lo que esta pandemia te robó.
Feliz año,
Patricia.
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¡Igualmente, Patricia! Estoy de acuerdo contigo, ha habido cosas muy buenas a pesar de todo y es con eso con lo que hay que quedarse. Te deseo feliz año y mucha salud y felicidad para ti y para todos los tuyos.
Un abrazo grande 🤗🖤
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Me ha encantado la comparación del año con una relación tóxica.
Feliz año
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¡Me alegra mucho que te haya gustado! Un placer tenerte por aquí y recibir un comentario tan bonito.
Un abrazo y feliz año 🤗
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Salud para tí! Un abrazo!
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Igualmente! Un abrazo ✨💕
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