Disfrutar con menos

«La simplicidad es la gloria de la expresión».
– Walt Whitman

Hoy me gustaría hablarles sobre una tendencia o movimiento que ha ido adquiriendo cada vez más popularidad desde hace poco, pero en el que empecé a interesarme hace unos años: el minimalismo. El minimalismo, según la RAE, es la «tendencia estética e intelectual que busca la expresión de lo esencial eliminando lo superfluo». Sin embargo, a mi parecer, va mucho más allá. No se centra solamente en lo estético y en lo intelectual, sino que puede llegar a influir en todos los ámbitos de la vida: en nuestro bienestar mental, en la relación con uno mismo y con los demás, en la manera de mirar el mundo, en la importancia que le damos a las cosas, en el medioambiente, en el plano ético…

Si todavía no conoces esta tendencia o jamás escuchado hablar sobre ella, te recomiendo que veas en Netflix el documental Minimalism: A Documentary About the Important Things, al que le dediqué un post en 2017. Se trata de un documental en el que Joshua Fields Millburn y Ryan Nicodemus, más conocidos como The Minimalists, cuentan su propia experiencia personal y cómo el minimalismo ha cambiado sus vidas, todo ello acompañado de entrevistas a distintas personas que han abrazado este estilo de vida. Por cierto, el director – Matt D’Avella – tiene un canal de YouTube maravilloso en el que habla sobre minimalismo, hábitos y una gran variedad de temas. Joshua y Ryan, además de protagonizar el documental, también han publicado varios libros y, asimismo, tienen una página web (www.theminimalists.com) y un podcast en el que discuten sobre cómo tener una vida significativa, llena de valor, con menos. Parece aquí que me han pagado o algo jaja, pero si lo recomiendo es porque realmente su visión me he ayudado mucho y puede que a ti también te resulte útil.

En realidad, el minimalismo no es más que saber qué tiene importancia en tu vida y qué no. En teoría, fácil. En la práctica, no tanto. No es tan fácil saber qué es importante porque nos han llenado la cabeza de patrañas como el sueño americano, la idea de que tenemos que tener un coche reluciente y una casa grande para que nuestros hijos puedan crecer felices, de que necesitamos no sé cuántos potingues para estar guapas, un bolso caro, maquillaje, un montón de ropa para estar siempre a la moda… La publicidad, que mueve millones, se ha encargado de grabarnos a fuego esas ideas. La idea de que no puedes ser feliz si no destapas una Coca Cola, de que no puedes volar sin las alas que te da un Red Bull y de que no puedes estar a gusto con la vida si no consumes productos de Nestlé. La idea de que todos te abandonarán menos Rexona, de que no puedes valerlo si no usas L’Oréal y de que, para todo lo que el dinero no puede comprar, existe Mastercard. La idea de que tienes que comprarte una Nespresso para estar tan bueno y forrado como George Clooney, de que si te gusta conducir solamente puedes hacerlo subido a un BMW y de que debes tener una sonrisa Profident. En el fondo, no son más que eslóganes. Pero eslóganes que, pensados al milímetro por un departamento de marketing, van quedándose poco a poco en el subconsciente e influyen nuestras decisiones vitales.

Qué paradójico que una de las frases que mejor define el minimalismo haya sido precisamente un eslogan utilizado por IKEA: «No es más rico el que más tiene, sino el que menos necesita». Piénsalo, ¿qué necesitas? En serio, ¿qué necesitas? ¿Qué necesitas en tu vida? ¿Qué necesitas para ser feliz? Para mí, las cosas esenciales de la vida son pocas: amor y relaciones personales enriquecedoras, agua y comida, un techo, salud física y mental y, por último, yo añadiría intención. Con intención me refiero a tener un propósito vital, un proyecto personal, algo que te haga despertar de un salto por las mañanas porque te hace tan feliz que no te importaría dedicar a esa actividad las próximas doce horas de tu día.

Como puedes ver, ninguna de las cosas que acabo de enumerar son cosas, pues, como dice la frase, «las cosas más importantes de la vida no son cosas». Minimizar tu vida es dar más peso a las experiencias que a las cosas. Valorar más un abrazo de los tuyos, una tarde libre o un café con los amigos que el último modelo del iPhone, un coche nuevo o un reloj caro. Dedicar más amor, tiempo y energía a las personas que a las cosas. O, tal y como expresa el lema de The Minimalists, «Ama a las personas y usa las cosas, porque lo contrario nunca funciona».

El minimalismo es ser capaz de vivir con poco. Pero, ¿qué es poco? Lo que es poco para una persona, tal vez sea demasiado para otra. Y eso está bien. No hay ningún manual del minimalista o unos mandamientos que te digan cuántas cosas debes poseer. Es cierto que hay retos bastante extremos como el de vivir con tan solo 100 cosas u otros como el Proyecto 333 (basado en vestir con solo 33 prendas y accesorios durante 3 meses). Existen miles de retos de este tipo, pero lo importante es que encuentres tu propio equilibrio, el número de cosas que es manejable para ti y que no te quita energía. Y es que, al fin y al cabo, ser minimalista no es viajar por el mundo en una caravana ni vivir con lo que te quepa en una mochila. No, en absoluto. Hay tantas maneras de ser minimalista como personas y nadie puede imponerte su visión. Es precisamente en eso, en la variedad, donde reside la riqueza.

(330)

Minimalismo es, también, reducir la vida a lo esencial. Pero, ¿qué es lo esencial? Puede que para ti sea esencial la seguridad que te da una casa con jardín y que, para otros, lo realmente necesario sea poder viajar cuando les apetezca, no echar raíces en ninguna parte. Poder ser nómada. De nuevo, no hay nada bien ni mal. Se puede ser minimalista en una casa con jardín y también se puede serlo sin tener un domicilio fijo.

Uno de los aspectos más positivos de aplicar este estilo de vida es que, al reducir tus posesiones materiales y cambiar tu mentalidad, comienzas a darle más importancia a lo interno que a lo externo. Al tener menos, necesitas menos tiempo y menos energía para cuidar lo que te rodea y puedes dedicarte a cuidar lo que habita bajo tu piel. Hacerte cargo de tus entrañas, de tu herida. De tu esencia. Todo el espacio del que te liberas al deshacerte de objetos innecesarios, es espacio que ganas para ti. Es por ello por lo que mucha gente afirma que el minimalismo les ha cambiado la vida: porque, por fin, pueden dedicarse tiempo. Mimarse. Hacer lo que les apasiona. Dejar de arrastrarse por la vida sin pena ni gloria para empezar a vivir con plenitud.

Otro aspecto que para mí es fundamental es que, al concentrarte en lo básico, ganas libertad. Hay muchas personas que están ancladas en un sitio y eso no les permite ser libres. Tienen casas enormes, llenas de posesiones, por lo que probablemente no puedan mudarse fácilmente a otro país si lo desean. En cambio, si has simplificado tu vida hasta el punto en el que lo que tienes cabe en una o dos maletas, siempre tendrás la libertad de ser nómada. De poder cambiar de coordenadas cuando te dé la gana. De ir en busca de nuevos vientos cuando te asfixie un lugar. De ser libre. Al fin y al cabo, si lo piensas con calma, estar atado a lo que tienes es otra forma de esclavitud.

Sin embargo, has de saber que el minimalismo no es la solución a problemas más grandes. Hay quienes piensan que simplificar su realidad les hará más felices de la noche a la mañana, pero si tu realidad está repleta de problemas profundos que no has solucionado, ser minimalista no será la poción mágica que los resuelva. Puede ayudar, pero, a la larga, tendrás que enfrentarte a lo que has ido arrastrando de atrás durante tantos años. Solo así podrás seguir adelante. Si no, será como intentar curar una herida abierta poniéndole una tirita.

Mas, si has leído hasta aquí y decides embarcarte en esta forma de vida, te voy a contar los beneficios que puede traerte.

En primer lugar, haciéndote minimalista estás ayudando al medioambiente. En lugar de comprar compulsivamente prendas de ropa u objetos baratos que han sido fabricados de manera poco ética y que no te durarán casi nada, si eliges invertir en ropa y objetos de valor no solamente estarás ayudando al medioambiente y al comercio ético, sino que eso que has comprado te durará mucho más y te hará más feliz. Se trata de que, lo que tengas, lo tengas porque te hace feliz. Y, a ser posible, que el proceso para obtenerlo no haya hecho infelices a otros. Hay quienes critican a los minimalistas porque les resulta contradictorio que se compren ropa cara o que tengan un MacBook, pero es mucho mejor comprar algo un poco más caro que dure mucho que un montón de baratijas que se rompan a la mínima y no sean sostenibles. Recuerda que comprar más no va a llenar tus vacíos.

Otro beneficio del minimalismo es que te hará ganar tiempo, dinero y energía. Es lógico: si tienes menos objetos, tendrás que dedicar menos tiempo y energía a su cuidado, limpieza y mantenimiento. Además, ganarás dinero, pues aprenderás a comprar las cosas cuando te hagan falta en lugar de hacerlo sin pensar, de manera compulsiva.

Finalmente, añadiría las siguientes ventajas: el minimalismo hace que tus espacios sean más amplios y bonitos, que no te ancles al pasado, que mantengas el orden sin esfuerzo, que seas más productivo, que aprendas a distinguir valor de precio, que entiendas qué es lo valioso de tu vida… Y, sobre todo, que seas más feliz.

Voilà, creo que eso es todo, amigos. Siento si el texto es un poco largo, pero me apetecía dedicarle a un post a este tema porque me resulta muy interesante. Espero que les haya gustado y que haya podido transmitirles algunas ideas sobre este movimiento que últimamente se está poniendo tan de moda.

Por último, quiero aclarar que yo aún no me considero minimalista, pero me llama mucho la atención este estilo de vida y por ello estoy intentando aplicarlo, poco a poco, a mi manera de vivir. Y, a modo de cierre, me quedaría con esta frase de Sócrates: «El secreto de la felicidad no está en conseguir más, sino en crear la capacidad de disfrutar con menos».


Julia Viciana

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Escrito por

Julia. Canarias, 25 febreros. Graduada en Estudios Francófonos Aplicados. Soy una mortal más que intenta descifrarse a través de las palabras y que escribe para saber lo que siente.

9 comentarios sobre “Disfrutar con menos

  1. He leído mucho sobre minimalismo, pero seguramente esta artículo tuyo ha sido de los que más me han emocionado, y ahora mismo quiero empezar a aplicar el minimalismo en mi vida!!!!! Se que no lo conseguiré del todo jaja, me conozco bien, pero también creo que puedo mejorar mucho mi vida aprendiendo a vivir con menos y a soltar las cosas que de verdad no necesito. Gracias por tu artículo!!
    Un abrazo desde Chihuahua, México

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  2. ¡Muchísimas gracias a ti por este bello comentario, Aube! 😊 Tus palabras me han alegrado el día, me alegra de corazón que te haya gustado mi reflexión y que intentes aplicar este estilo de vida poco a poco. Yo tampoco lo consigo del todo jaja, pero en realidad basta con aplicar los aspectos del minimalismo que mejor vayan contigo y que te hagan feliz a ti, sin presiones externas. Un abrazo grande 🤗

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  3. Sin duda una entrada excelente! A mi me fascina el mundo del minimalismo y tengo un blog donde hablo sobre ello. El minimalismo abarca muchos ámbitos y es sorprende la capacidad que tiene para quitarnos todo lo que nos estorba para así darnos cuenta de que NO NECESITAMOS TANTO NI PARA VIVIR NI PARA SER FELICES.
    Un abrazo y un beso (Que no se pueden dar pero bueno yo te lo mando por aquí)

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  4. ¡Buenas noches y feliz año! 😊 Siento el retraso al contestar, pero acabo de leer el comentario… Totalmente de acuerdo, la gente piensa en el minimalismo como algo material porque es lo más evidente, pero abarca muchos otros ámbitos y es el camino hacia una vida más intencional. Me alegra mucho que te haya gustado el post y que me dejes un comentario tan bonito.
    Otro abrazo y beso virtual para ti 🤗😘

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