Hace casi dos meses
que regresé a mi isla
y todavía no he podido
oler el mar.
He tratado de hacer caso
a los expertos:
no estar todo el día en pijama,
mantenerme activa,
hacer deporte,
desinfectarlo todo,
ducharme,
vestirme como si quisiera
que el espejo
me devolviese una imagen
más amable.
Me cuido
y recuerdo a esas personas
que me dijeron «cuídate»
cuando ese imperativo
implicaba que ellos
ya no iban a hacerlo.
Hoy siento en el cuerpo
una pandemia de soledad,
un desamparo de mí misma,
me he levantado como por inercia
y he necesitado cuatro cafés
para que la cafeína en vena
consiguiera expulsarme
del mundo de mis sueños.
Me meto debajo del agua
de la ducha,
cierro los ojos
e imagino que estoy en el mar.
Me miro al espejo y sonrío
interpretando mi mejor personaje,
me aplico en la cara
dos capas de optimismo,
le pongo corrector a mis ojeras
y un poco de brillo a esta mañana,
me repito mirándome a la cara
«Fake it until you make it».
Luego limpio con cuidado
la habitación,
como si los demonios
fueran alérgicos al desinfectante.
Abro de par en par las ventanas
deseando que el viento se lleve
las horas que nos quedan
para volver a vernos.
Pongo la ropa a lavar,
tomo un rato el sol
por eso que dicen
de que el calor
mata al virus.
Pero,
por mucho que lo intente,
no hay calor que acabe
con el virus interno
que me ha infectado.
No hay vacuna
contra esta pandemia
de nostalgia.
No hay lunes al sol
que calmen el dolor
de tantos abrazos rotos
que ya no podemos reparar.
Y, por mucho que cante
bajo la lluvia,
mi voz a cappella
no suena tan bien
como nuestro dúo
de gemidos.
Aunque sepa que soy
una privilegiada,
que siempre nos quedará París,
que saldremos a la calle
tras muchas sonrisas y lágrimas,
algunos días la vida cuesta.
Todos los días
desde hace cuarenta y siete
son El Día de la Marmota,
el mundo se paró el 15 de marzo.
Pero acabará.
Ahora es momento de resistir,
de seguir creando belleza
mientras todo se hunde
como los violinistas del Titanic.
Julia Viciana
Que bonito! Me encantó la última parte. He disfrutado con cada palabra y he recordando lo cierto que todo es. 💙
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No sabes cuánto me alegra que disfrutes leyendo mis palabras, es todo un honor y un privilegio para mí. Muchísimas gracias, de verdad. Un abrazo y ánimo 💙
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Bellas letras, Julia.
Un saludo.
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¡Muchas gracias! Saludos y ánimo ❤❤
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