Chico de ciencias

 

El problema es que,

mientras yo me desvivía

buscando palabras para este amor,

tú lo calculabas todo

en términos matemáticos.

 

Quién me lo iba a decir

a mí,

chica de letras.

 

Me diste un mes

para ver si sentía lo mismo por ti,

como si quisieras ponerle

a mi corazón

una fecha de entrega.

 

Quisiste calcular

el valor absoluto de nuestros besos,

el ángulo que formábamos

abrazados en el colchón,

el área que necesitabas darme

para que yo pudiese caber en tu vida.

 

Intentaste despejar mis dudas del principio

como si yo fuese una X en tu ecuación,

hallar mi centro de gravedad

para proteger siempre mi equilibrio,

darle estabilidad

a mis pensamientos variables.

 

Y claro,

los números fallaban,

no te daban las cuentas.

 

No tuviste en cuenta

el componente humano

de todo ese caos matemático.

 

Olvidaste

que el valor de un beso es incalculable,

que de nada sirve medir el ángulo

de nuestros cuerpos en la cama

si la suma de los grados daba bajo cero,

que no te pedí que me hicieras un hueco en tu vida

si no estabas dispuesto a ceder

unos cuantos metros cuadrados de libertad.

 

Jamás me preguntaste

si quería despejar mis dudas,

jamás imaginaste que tal vez

necesitaba perder el equilibrio

y caer

para luego recordar

cómo volver a levantarme.

 

Es lo que pasa

cuando conviertes el amor

en la cuadratura del círculo,

cuando pretendes

resolver la hipótesis de Riemann

o encontrar la solución

de un problema al que le faltan datos.

 

Lo que ocurre

es que pones demasiado esfuerzo

en algo irresoluble,

que estrujas tanto tu cerebro

que el corazón se queda seco.

 

Y tú no calculaste bien la aceleración

de la bola de nieve

que corría detrás de nosotros,

ni la pendiente real

de la pista por la que

nos deslizábamos montaña abajo.

 

Cuando quisiste hacerlo,

ya era demasiado tarde

para esquivarla

y nuestra piel se congeló

bajo la avalancha.

 

Lo siento,

chico de ciencias,

pero yo siempre he sido más

de sentir las cosas

que de medirlas.

 


Julia Viciana

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Escrito por

Julia. Canarias, 25 febreros. Graduada en Estudios Francófonos Aplicados. Soy una mortal más que intenta descifrarse a través de las palabras y que escribe para saber lo que siente.

6 comentarios sobre “Chico de ciencias

  1. Jo, ¡muchísimas gracias, Nicolás! Es todo un honor que te recuerde a un grande como César al que admiro tanto, así que te agradezco de corazón este bonito comentario. Un abrazo y que empieces bien la semana ♥♥

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