Saudade

SAUDADE
(n.) a nostalgic longing to be near to something or someone that is distant, or that has been loved and then lost; «the love that remains»

 

 

Un año me bastó

para que aquella ciudad

quedase para siempre

atravesada en el rincón

más recóndito de mi alma.

 

Todavía no he sido capaz

de arrancarla de cuajo

de mi pecho

ni creo que lo haga jamás,

pero es que tampoco quiero.

 

Es una ciudad

que me crece por dentro

cada día,

con sus parques,

sus edificios,

sus montañas,

su nieve,

sus bares

y toda su vida.

 

Y, cuando ya no pueden

crecer más esos recuerdos,

esas postales grabadas en la retina,

cuando la ciudad lo ocupa todo

y no puedo concentrarme en nada más,

es entonces cuando sé

que necesito volver.

 

Hace unos días regresé

porque sabía que

volver a pisar sus calles

era la única manera

de disparar a quemarropa

contra la nostalgia.

 

Volví

y al poner los pies en la estación

recordé ese concepto de saudade

del que me habló una amiga brasileña.

Soledad, nostalgia, añoranza.

 

Pero es mucho más que eso:

es el deseo de resolver la distancia

que nos separa de ese algo o alguien

que amamos,

echar de menos eso que sabemos

que tal vez jamás regresará.

 

Y es que quizás

no echase de menos la ciudad,

sino a esa persona que fui

cuando viví en ella.

 

Por eso volví,

maté kilómetros por tierra y aire

solo para volver a verme.

 

Y, cuando llegué,

no fui capaz de encontrarme.

 

Me busqué en la ventana

del quinto piso de mi residencia,

esa pequeña habitación

de catorce metros cuadrados

donde muchas veces sentí

que me sobraba espacio para ser feliz.

 

Me busqué en el olor a tierra

de la montaña que a veces subía andando,

en el amanecer que tantas veces observé

desde lo alto.

 

Me busqué en la universidad,

en la biblioteca,

en el campus.

 

Rebusqué en cada calle del centro,

en el parque de los besos y los conciertos,

en el garito de las noches inmortales,

en la plaza que era el epicentro

de las reuniones con amigos

y los planes alocados.

 

Fui incluso hasta el río

y miré las aguas turbias desde el puente

preguntándome si todo fue un dulce sueño,

si el tiempo había enturbiado también los recuerdos

y estaba idealizando mi pasado.

 

Corrí hasta la fuente del león,

me quedé sin aliento llegando a Notre Dame,

me latió el corazón desbocadamente

en el intento de poder encontrarme

a la vuelta de la esquina.

 

Husmeé en cada recoveco

de esa urbe a la vez familiar y enigmática,

paseé por sus arterias

y también nadé en mis entrañas

para identificar qué alteraba mi sangre,

por qué ya no era capaz de hallar respuestas

donde tantas veces me descifré a mí misma.

 

¿Quién había cambiado

el código fuente de mi memoria?

 

Si todo seguía igual,

¿por qué había

cambiado tanto?

 

Las respuestas llegaron

un atardecer en el que dejé de buscarlas

y me senté resignada en el césped:

lo que añoraba no era el paisaje,

las calles,

las montañas

ni el olor de la ciudad.

 

Lo que añoraba era a mis amigos,

las noches de fiesta,

la libertad,

las rutas en bici buscando lagos,

el verano,

los conciertos,

la vida que dejé atrás.

 

Tenía nostalgia de mí,

pero de una versión de mí misma

que ya había caducado.

 

Por eso, ahora toca

actualizar los sueños,

resetear la memoria

para crear nuevos recuerdos,

poner de nuevo en movimiento la vida.

 

Vivir hasta arder.

 

No para no echar de menos,

sino para que hacerlo ya no duela.

 

Hoy he decidido

que voy a hacerme amiga

de mi nostalgia,

a aceptar lo que ya no volveré a ser

para convertirme en una versión mejorada

de todo lo que fui.

 


Julia  Viciana

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Escrito por

Julia. Canarias, 25 febreros. Graduada en Estudios Francófonos Aplicados. Soy una mortal más que intenta descifrarse a través de las palabras y que escribe para saber lo que siente.

5 comentarios sobre “Saudade

  1. Poco a poco iré leyendo cada entrada, pero hasta ahora me gusta mucho lo que haces. Se nota en tus letras mucha naturalidad y una sensibilidad diferente y necesaria para poner el corazón en cada post.
    Sigue escribiendo y disfrutando!

    Le gusta a 1 persona

  2. ¡Muchísimas gracias por este comentario, Trovadorerrante! ❤ Me ha hecho muchísima ilusión leer tus palabras, me animan a seguir esforzándome. La verdad es que cuando escribo, lo hago desde el corazón hasta el papel. Para mí, es la única manera posible. Un abrazo 🙂

    Le gusta a 1 persona

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