Como estar despierta en ese tipo de madrugadas
en las que el cielo es tan solo un borrón frío e impreciso
porque aún es demasiado temprano
y nadie se ha atrevido a pintarlo de colores anaranjados
y no poder compartir contigo esas horas silenciosas.
Como hundir los pies desnudos en la negra arena,
respirar en los pulmones la sal del amanecer
y ver la metamorfosis del cielo hacia el rosado,
pero no poder compartir la playa contigo.
Como subir hasta lo más alto de la montaña
y observar el paisaje desde la cima
sin nadie con quien compartir la fascinación de mis ojos.
Como embriagarse sola y no tenerte a mi lado
para compartir esos desvaríos y movidas existenciales
que a la mente le da por inventar cuando hay
demasiados metros cúbicos de alcohol en el cuerpo.
O bailar sola y descompasada las canciones,
sin unas manos seísmo temblando sobre mi cintura
que son la antesala del terremoto de pasión
que acaba dejando la habitación devastada
y que siempre son epicentro de la felicidad.
Tener ganas de besarte y que haya
tres mil kilómetros y varios aviones
de distancia hasta tus labios.
Tener ganas de quedarme dormida
contando tus lunares o tus cicatrices
y conformarme con contar
ovejas, estrellas o soledades
hasta que venga Morfeo a llevarme entre sus brazos
cuando lo único que desearía es lanzarme a los tuyos.
Ver huir a las gaviotas y no poder unirme a su huida,
tocar suelo y fondos en lugar de tu piel,
observarte en fotos en vez de disfrutarte
en vivo y en directo.
Ay, amor, ya lo dijo Rayden:
«¡qué triste es ser feliz
si no es contigo!»
Miss Poessía
Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons