Vernos siendo cosificadas en la televisión,
como mujeres anuncio
para satisfacer al que nos mira,
como un producto que te venden
en lugar de una persona que vale,
les parece perfectamente normal.
En cambio, vernos haciendo algo tan bello
como dar el pecho a un bebé
en un espacio público
les parece repugnante y fuera de lugar.
Podemos vender nuestro cuerpo
y prostituirnos,
pero no podemos hablar de la menstruación
sin que alguien se escandalice.
Considerar el cuerpo una mercancía
a merced de tus apetitos sexuales está bien;
hablar de cómo funciona por dentro,
no tanto.
Como si la sangre de la regla,
que es la única que no nace del dolor,
no fuera la cosa más natural del mundo.
Proclaman que seamos libres
e independientes,
pero cuando decidimos aplicar esa libertad
a nuestra vida sexual,
juzgan que somos demasiado fáciles.
Facilonas,
zorras,
putas,
busconas,
fulanas.
Dicen que amemos nuestros cuerpos
y que tengamos amor propio,
pero cuando una famosa sale
en bikini en la playa
con la celulitis y los michelines
que todas tenemos,
son los primeros en dejar comentarios
rebosantes de odio.
Nos apuntan con el dedo
cuando no entramos en una talla determinada
o no cabemos en el molde demasiado reducido
de los estereotipos sobre el cuerpo femenino.
Se suman al discurso feminista
y publican frases de Simone de Beauvoir
o de Frida Kahlo en sus redes,
pero cuando una mujer tiene las mejores ideas
de una empresa
no la toman tan en serio.
Cuando es tu jefa o tiene
una mejor posición social que tú
agachas la cabeza,
herido en tu orgullo masculino,
en lugar de alegrarte de cómo vuela.
Dicen que cualquiera que teme algo
es porque se siente amenazado por ello.
Yo, sin embargo, sigo sin ver la amenaza
en el hecho de que mujeres y hombres
seamos plenamente iguales en derechos.
Miss Poessía
Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons
Creo que el que la mujer se haya convertido en un mero objeto sexual es también culpa suya, es decir, nuestra. Queremos ser iguales, que nos valoren, pero si luego en RRSS sólo mostramos el cuerpo en actitud sugerente, es normal que nos acaben cosificando. Ves que para vender un bolso, aparece una mujer en una actitud sexualmente explícita y completamente desnuda; sólo el bolso le cubre las vergüenzas. Siempre pongo el mismo ejemplo: a todas las actrices, cuando las entrevistan, dicen admirar y querer ser algún día como Meryl Streep y lo dicen en tanto posan al borde de una piscina semidesnudas con el cuerpo cubierto de purpurina. Meryl Streep jamás hizo algo semejante y por ello a ella la tienen en consideración para papeles serios. A otras, como no hacen sino mostrar su cuerpo, pues las contratan para hacer de tías buenas. Tiene su sentido, pues. Y cuando envejecen, no las quieren porque no asumen su edad; siguen tratando de explotar al máximo su cuerpo y sometiéndose a terribles cirugías que las dejan a las pobres muy, muy malparadas. Las que no aspiran a ser sex-symbols sí hallan trabajo. Es un asunto muy complejo y creo que todos tenemos que asumir nuestras responsabilidades. Tuve una jefa que buscaba a la clientela a golpe de escotazo; nadie la tomaba en serio, como es lógico. Una directora comercial de una empresa que va con las tetas de silicona por delante, en vez de con su labia, con su capacidad de negociar o de vender un buen producto, es considerada una mujer objeto y es más difiícil que sea respetada por el sexo opuesto. No se puede tener todo, en mi opinión. Luego lo que cada uno haga en su casa o en su cama ya es un asunto privado.
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¡Hola, Nuria!
Coincido contigo en que últimamente hay muchas mujeres y chicas que muestran sus cuerpos en redes sociales, pero no creo que eso justifique que se las pueda convertir en objetos sexuales. Los hombres también enseñan mucho el cuerpo en sus redes, no hay más que ver a los musculitos que suben siempre fotos sin camisa o en el gimnasio. Ambos muestran su cuerpo, sin embargo parece que solamente vemos como objeto sexual el de la mujer. De hecho, los pezones masculinos pueden aparecer en fotos sin ningún problema, mientras que los femeninos son censurados. Hay fotos en las que aparecen madres dando el pecho a sus hijos que también son censuradas, cuando no hay nada más natural que eso. Creo que es la sociedad quien tiene un problema: cuando vemos a un hombre y a una mujer en la misma pose y mostrando ambos su cuerpo de manera sugerente, solamente sexualizamos el primero.
Respecto a lo del escote, no creo que el hecho de que una mujer lleve una minifalda o un escotazo implique que sea mejor o peor trabajadora. Es cierto que, sobre todo si nos fijamos en la televisión, casi todas las presentadoras o reporteras que vemos son muy guapas y llaman la atención. No digo que eso no atraiga a la clientela o a los espectadores, pero las mujeres que presentan programas de televisión o que trabajan en empresas están ahí porque pueden aportar algo más que un físico. Si no estuviesen preparadas, no creo que pudieran estar ahí.
Te agradezco mucho que me leas, que comentes y que reflexionemos sobre este tema, pues hay muchos puntos interesantes para debatir.
Un saludo 😉
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