El feminismo no ha matado a nadie, el machismo mata cada día

¡Hola, queridos! ❤ Siento si el post de hoy es un poco largo, pero es que últimamente estoy muy indignada con todas las cosas que estoy leyendo y con los comentarios machistas que me toca escuchar a diario y me apetecía escribir algo así. Ojalá sigamos con tanta fuerza y pronto cambiemos esta situación… Gracias por el apoyo y el cariño. No dudes en comentar si tienes algo que necesitas decir. ¡Un fuerte abrazo y feliz domingo!

En Pamplona, un grupo de cinco hombres abusaron sexualmente de una chica de dieciocho años en un portal y el juez no lo consideró violación, sino abuso sexual. Es decir, que los condenan a nueve años, en lugar de a los veinte que les corresponderían. Y ahora están en la calle en libertad condicional… Si por mí fuera, se pudrirían en la cárcel el resto de sus días para que no vuelvan a cruzarse en el camino de ninguna mujer. Lo peor de todo es que, como siempre sucede en estos casos, las mentes prehistóricas salen de sus cuevas para culpabilizar a la víctima y preguntarle qué hizo ella, qué llevaba puesto, si realmente no quería que eso pasase, por qué seguía con su vida tras lo sucedido en lugar de quedarse en casa llorando, por qué no se resistió. Lo que pasa, señores, es que si te resistes te matan y, si no te resistes, no te creen. Resumiendo: la culpa siempre es de Eva.

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En Huelva, numerosas jornaleras que trabajan en los campos de fresas han denunciado abusos sexuales por parte de los encargados. Los dueños de estos campos amenazan con dejarlas sin trabajo si se niegan a tener sexo con ellos y, en algunos casos, les mantienen retenido el pasaporte. Si no cedes, te echan. En 2008, 17000 personas han llegado desde Marruecos para trabajar recolectando fruta y, poco a poco, se van desatapando cada vez más casos de este tipo. Casos como el de Laila, que dejó el campo para ir a convivir con un jubilado que casi la mata cuando ella se negó a tener sexo con él. O el de Fátima, que huyó de la finca tras dos meses de violaciones por parte del encargado. O de Chania, que también se fue al darse cuenta de que su manijero quería violarla y ha tenido el coraje de denunciarlo. O de Aicha, que denunció a un empresario que trató de violarla a pesar de estar embarazada. Y estos son solamente algunos nombres, desgraciadamente la lista es mucho mayor, pero hay mujeres que no se atreven a denunciar por miedo. Porque los encargados juegan con su debilidad: necesitan el dinero, muchas no dominan el idioma, no tienen un plan B… Resumiendo: huyes de tu país buscando trabajo, acabas siendo humillada para mantenerlo y, si no aceptas esa situación, te echan alegando que recolectas menos que el resto de compañeras.

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En Pakistán, Malala Yousafzai fue atacada en 2012 por los talibanes cuando iba en un autobús escolar y recibió tres disparos. ¿Por qué? Simplemente por resistirse contra la prohibición de los talibanes de que las niñas asistan a la escuela en el noroeste del país. Fue ingresada en un hospital de Birmingham y se recuperó de los disparos. Tras eso, en vez de vivir con miedo y dejar de luchar, miró a los ojos a la injusticia y siguió peleando por sus derechos. En 2013 se dirigió a la Asamblea de las Naciones Unidas para pedir el acceso a la educación en todo el mundo, en 2014 participó en una campaña para liberar a las jóvenes nigerianas secuestradas por el grupo islámico Boko Haram y ese mismo año recibió el Premio Nobel de la Paz (siendo la persona más que lo ha obtenido). Hace pocos meses, regresó a su ciudad natal para hacer una visita y ha declarado que su intención es volver al país cuando termine sus estudios en Inglaterra.

En Sudán, Noura Hussein está condenada a pena de muerte por haber matado a su marido en defensa propia después de que él intentara violarla por segunda vez. Cuando tenía 16 años, comenzó la primera fase de su matrimonio forzado y Noura insistió en que quería terminar sus estudios antes de casarse. Su familia aceptó, pero cuando ella acabó sus exámenes y huyó a vivir con su tía, su padre la engañó diciéndole que podía volver a casa sin peligro. Al regresar, la obligaron a casarse. Como no quería tener sexo con su marido, él la violó con ayuda de sus primos, que la sujetaron. La segunda vez que su marido iba a violarla, ella luchó para impedirlo y, en esa lucha, lo mató. Pidió ayuda a su familia, pero su padre la entregó a la policía y sus familiares la repudiaron. Actualmente está condenada a la horca. Resumiendo: el sistema judicial de Sudán no solo no la protege, sino que la condena a muerte por haber actuado en defensa propia. Esta es la dura realidad de muchas niñas a las que se les roba la felicidad y la juventud, pues algunas niñas han llegado a casarse con solo 10 años.

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En Chile, Ámbar, una niña de un año y siete meses, murió en el hospital tras haber sido violada. La niña estaba al cuidado de su tía y la pareja de ésta, ya que su madre no estaba capacitada para cuidarla. Fue precisamente la pareja de su tía, Miguel Andrés Espinoza, quien la violó y después la llevó al hospital diciendo que se había caído de la cama. Los médicos intentaron, sin éxito, salvarla. Antes de que esto ocurriera, su tío biológico había pedido la custodia de Ámbar y de su hermana de ocho años, pero al parecer los tribunales no lo consideraron un buen candidato al ser homosexual. Lo alarmante es que ya había habido antes un caso similar: en enero de este año, Sophia Ríos, una niña de un año y once meses, también fue violada. Resumiendo: los tribunales chilenos consideran que una persona que ya había manifestado comportamientos violentos es más adecuada para cuidar a una niña que un homosexual.

En Perú, Eyvi Ágreda, una joven de 22 años, murió este 1 de junio como consecuencia de la violencia de género. Su agresor, Carlos Hualpa Vacas, estaba obsesionado con ella desde que trabajaron en la misma oficina. Como Eyvi no quería estar con él, Carlos le roció combustible y le prendió fuego cuando ella viajaba en un autobús. Antes de echarle combustible, gritó: «Si no eres para mí, no serás para nadie». Después de los acontecimientos, el detenido declaró que no quería matarla, SOLO desfigurarla para que nadie se volviera a fijar en ella. Lo preocupante es que estos casos abundan cada vez más en Lima: menos de tres meses antes, una niña de once años fue violada, asesinada e incinerada. Resumiendo: estas personas perturbadas, en vez de tratar de solucionar su problema de autoestima, prefieren prenderle fuego a la persona que las rechaza porque prefieren que muera a que sea feliz con otra persona. Y, encima, se atreven a llamarlo amor.

En Nigeria, hace cuatro años, 276 alumnas fueron secuestradas por el grupo islámico Boko Haram. Todavía hoy, el grupo sigue atacando en Nigeria. En febrero de este año, atacaron una escuela femenina de secundaria en el noroeste de Nigeria y 110 estudiantes quedaron en paradero desconocido. Boko Haram significa «la educación no islámica es pecado». Resumiendo: para ellos es un pecado que las mujeres estudien, que llenemos nuestras cabezas de ideas y que tengamos criterio propio. Tienen miedo de que seamos cultas porque, como ya dijo José Martí, un pueblo culto es un pueble libre.

En India, el país del mundo con más matrimonios infantiles, una niña de 13 años llamada Monika saboteó su propia boda. Sus padres, con problemas económicos, consideraron que la mejor manera de mejorar su situación era casar a dos de sus hijas. Pero cuando todos estaban ocupados con los preparativos de la boda, Monika llamó a una línea telefónica de ayuda infantil. Preeti Yadav, que trabaja en esta organización de ayuda a los niños, consiguió llegar a tiempo con la policía y evitar la boda. Lamentablemente, hay otras niñas que no tienen tanta suerte como ella…

En Arabia Saudí, numerosas activistas se manifestaron a favor del derecho de las mujeres a conducir y ahora podrían ser condenadas a veinte años de cárcel.

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He puesto solo nueve ejemplos, pero podría citar miles de ocasiones en las que las mujeres hemos sido agredidas, menospreciadas, silenciadas, subestimadas, asesinadas… He nombrado solo ocho países, pero estoy segura de que las mujeres nos sentimos vulnerables en prácticamente cualquier recoveco de este mundo.

Lo que más me cabrea es que hay muchas personas que siguen diciéndome que la violencia de género no existe, que las mujeres somos unas exageradas y que el feminismo se nos está yendo de las manos. Que somos muy pesadas, siempre hablando de lo mismo… El otro día, alguien me dijo que cambiara de tema, que siempre han existido diferencias entre hombres y mujeres y que está cansado de hablar de ello. Ese mismo día, una chica me dijo que a ella le daba igual eso, que a ella no le afectaba.

Sí, claro que siempre ha habido diferencias de género y siguen existiendo, por eso luchamos. Y no vamos a cambiar de tema porque a ti te moleste escuchar tantas evidencias y verdades como puños. Cuando la sociedad cambie de comportamiento, nosotras cambiaremos de tema.

Y sí, chica, sí te afecta. A todas nos afecta. Tal vez nunca hayas sido violada o agredida, pero estoy segura de que alguna vez has sido víctima de comportamientos machistas porque no conozco a una sola chica que no lo haya sufrido en sus carnes. El problema es que los micromachismos están tan consolidados que a veces no los reconocemos. Además, decir que no te afecta es como decir que te da igual lo que le pase a tu hermana, a tu madre o a tu amiga. Si realmente tienes cariño por ellas, o por cualquier mujer, debería afectarte. Yo tampoco he sido violada por cinco hombres ni por los encargados del lugar en el que trabajo, no me han prendido fuego ni me han obligado a casarme con alguien mucho mayor que yo. Pero, leyendo todas estas noticias, se me han removido demasiadas cosas por dentro y me ha dado mucha rabia y asco este jodido mundo enfermo. Porque no necesitas haber estado en los zapatos de alguien para entender lo duro que es su camino, basta con intentar dejar de mirar tu ombligo y desviar la mirada al dolor que hay tras su piel. Se llama empatía.

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El problema es que, en este mundo cada vez más egoísta y egocéntrico, hace tiempo que la empatía está en paradero desconocido. Las personas solo saben ver de cerca y observan su ombligo en 4K, pero cuando les toca mirar un poco más lejos, se dan cuenta de que tienen problemas de vista. Cuánta gente miope hay en este planeta… Para eso sirve el feminismo: para que puedas ver bien. Para que entiendas que aún hay muchas cosas por cambiar. Porque hoy es la chica de La Manada, Nagore, Laila, Fátima, Chania, Aicha, Malala, Noura, Ámbar, Eyvi o Monika. Pero, si no cambiamos esto, un día podríamos ser tú o yo las que engrosemos esta lista de mujeres víctimas de la sociedad machista en la que vivimos.

Afortunadamente, el feminismo existe y viene pisando fuerte. Nosotras somos la verdadera manada y vamos a enseñar los colmillos, vamos a convertirnos en las lobas del cuento y a aullar hasta que nos escuchen. Querrán quemarnos y no podrán quemarnos porque seremos nosotras las que prenderemos fuego a los tópicos, a los prejuicios y a las mentes caducas. Y, algún día, gritaremos bien fuerte que hasta aquí hemos llegado, que ni una menos. Y por fin será verdad, porque habremos puesto punto y final a esta lista de nombres.


Miss Poessía

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Escrito por

Julia. Canarias, 25 febreros. Graduada en Estudios Francófonos Aplicados. Soy una mortal más que intenta descifrarse a través de las palabras y que escribe para saber lo que siente.

8 comentarios sobre “El feminismo no ha matado a nadie, el machismo mata cada día

  1. A mí el caso que más me alarmó muchísimo fue el de que miles de voluntarios de varias ONGs chantajearan a las mujeres para abusar sexualmente de ellas a cambio de comida. Que encima fue denunciado y nadie hizo nada hasta que todo esto salió a la luz. Una vergüenza cuando se supone que son organizaciones sin ánimo de lucro para luchar por los derechos de los más necesitados y ayudarles a conseguir una vida mejor en la media de lo posible, y que personas, que de forma voluntaria y sin conseguir nada a cambio, se ofrecen porque en teoría sienten y compadecen todo aquello por lo que esas pobres personas están pasando, y se aprovechen de ello… Es denigrante. Hoy en día hay muy poca humanidad, y como bien has dicho, en esta sociedad hay gente que se limita a observar su propio ombligo.

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  2. ¡Hola, Paula!

    Uf, la verdad que el caso que mencionas es alarmante. Exactamente, se supone que las ONGs deberían luchar por los derechos de los más necesitados, en lugar de atentar contra esos derechos. Lamentablemente, es así: vivimos en una sociedad en la que cada vez hay más personas ombliguistas incapaces de mirar más allá de lo que les afecta directamente. Falta mucha empatía…

    Mil gracias por dejarme un comentario así, agradezco de corazón que emplees tu tiempo en comentar y en dejarme unas palabras tan bonitas.

    ¡Un abrazo! ♥

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  3. No puedo estar más de acuerdo contigo.
    Que nos llamen feminazis, que nos llamen pesadas, exageradas, locas… me da igual. Seguiremos luchando juntas, porque si nos tocan a una, nos tocan a todas. Y no es sólo una frase hecha, es verdad.
    ¡Un abrazo!

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  4. ¡Muchísimas gracias por este comentario tan lleno de amor, Loba! ♥ Menos mal que hay personas como tú, que no se dan por vencidas. Totalmente de acuerdo contigo: si nos tocan a una, nos tocan a todas. Nosotras somos las verdaderas lobas de la manada 🙂 Te agradezco mucho este comentario, de verdad. Un placer tenerte por aquí…

    ¡Un abrazo!

    Le gusta a 2 personas

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