Foto de la entrada: Cody Black (Unsplash)
Hoy me preguntó una amiga que cómo nos iba
y le dije que ya no nos va,
que ahora cada uno va por su lado.
Qué pena,
hacían una bonita pareja.
Y recuerdo a todos los amigos
que me dijeron lo mismo,
que hacíamos una bonita pareja.
Admito que me encantaba que «pareja»
fuera la palabra que definiera
algo tan indefinible
como lo que teníamos.
Tan impreciso.
Tan inefable.
Pero tan verdadero.
Me acuerdo también de aquel día de agosto
en el que mi mejor amigo me dijo
al vernos
que nunca me había visto
tan enamorada,
que qué me pasaba,
que dónde había quedado
esa chica que no creía en el amor.
Recuerdo a mis amigas riéndose de mí
cuando les confesé
que quería que lo nuestro fuera
mucho más que un rollo de verano.
Y a tu amigo diciéndonos
que dábamos envidia.
Me llegan recuerdos del verano,
de la piel,
del fuego,
de los besos,
de la felicidad.
Y sí, me declaro culpable
de todo eso que dicen por ahí.
Si amarte es el crimen que me atribuyen,
me siento en el banquillo
de los acusados.
Asumo mis actos
y me entrego a la justicia,
por muy injusto que me parezca
lo efímero del incendio
y lo eternas que parecen
estas cenizas.
Lo asumo todo.
Sí, éramos una pareja preciosa.
Sí, por primera vez dejé el miedo
y me enamoré.
Sí, aunque no hayas sido el primero
en mi historial de cicatrices,
sí fuiste el primero
que me hizo creer en el amor.
Sí, siempre fuiste mucho más
que un rollo de verano.
Pero, a veces, eso es lo que sucede
con las parejas:
comienzas danzando un tango apasionado
y acabas bailando un solo de ballet.
Al fin y al cabo, qué más da.
Lo importante es seguir bailando.
Baila, amor, sigue bailando
tan bien como lo hacías,
aunque mis caderas se sientan
desamparadas sin tus manos.
Baila hasta no poder más,
aunque ya no perdamos
el aliento juntos.
Baila, por favor.
Sigue bailando
hasta que seas capaz de volar
como Billy Elliot.
Baila, que yo seré feliz
desde aquí
observando tu baile
y tu vuelo.
Y yo también seguiré bailando
y volando,
desde otras coordenadas,
pero dejándome llevar por la música.
Porque esa fue una de las cosas
más valiosas que me enseñaste:
a dejarme llevar.
Miss Poessía
Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons
Hacía tiempo que no me pasaba por aquí, pero me ha gustado mucho este poema, Julia. Hay un par de versos que me han volado la cabeza.
Me gustaLe gusta a 1 persona
ME GUSTA
Me gustaLe gusta a 1 persona
Muchísimas gracias por el comentario, Nuria, ya se te echaba de menos por aquí ❤ Me alegro de que algunos de mis versos te hayan llegado, es un placer.
¡Un fuerte abrazo!
Me gustaMe gusta
Muchas gracias, Pippo, me alegro 🙂
Me gustaLe gusta a 1 persona
Bueno bueno bueno…
Qué gusto que te toparas con mi blog y me dejaras aquellas palabras tan bonitas para que luego yo me topase con el tuyo. Como tu dices, hay pocas personas que capten la atención con las letras, a las que realmente te apetezca leer cada uno de los posts que ponen (y esperes con ganas a que escriban otros)… y acabas de guiarme a tu cuaderno de letras que es una maravilla.
Nos vamos leyendo, ya tengo ganas 🙂
¡Un abrazo!
Me gustaLe gusta a 1 persona
Jo, ¡qué comentario tan bello! ❤ Gracias, de corazón, por animarte a descubrir mi humilde morada y dejarme unas palabras tan bonitas. La verdad es que encontrarte ha sido una serendipia, yo también tengo ganas de seguir leyéndote…
Un placer que te haya gustado mi rinconcito, siéntete como en casa 🙂
¡Un fuerte abrazo y feliz domingo!
Me gustaLe gusta a 1 persona