El hogar es donde duele

Foto de la entrada: Asaf R (Unsplash)

Estábamos hablando sobre el hogar

y, de pronto, me dijo:

el hogar es donde duele.

Observé su cicatriz

en el lado izquierdo del pecho,

justo al lado del corazón.

 

En una ocasión

le había preguntado cómo se la hizo

y me respondió como de memoria,

como quien suelta un discurso conocido

porque le han hecho

demasiadas veces la misma pregunta.

 

Me explicó algo sobre una caída de pequeño,

sobre un corte que se hizo cuando cayó al suelo.

 

En realidad, yo no quería conocer los detalles

de su caída física

ni qué suelos habían sido testigo

del dolor que abría su piel.

 

Yo ansiaba saber

cómo fue cayendo su confianza en la gente,

quiénes habían presenciado el daño de su alma

como espectadores crueles

que no tienen la valentía de reaccionar.

 

Y es que esa cicatriz

no estaba casualmente al lado del corazón,

era una metáfora

de lo que guardaba bajo la piel.

 

Así que, cuando le pregunté

cómo se la había hecho,

lo que en realidad quise preguntarle

es cuántos puñetazos le había dado la vida

para acabar con las entrañas en sangre viva.

 

Lo miré y pensé en la doble poética

de una cicatriz:

una cicatriz te señala un lugar

que antes estaba teñido de dolor,

pero que ahora ha curado

y ha dejado de hacer daño.

 

Sin embargo, entendí que,

aunque la cicatriz de su piel hubiese cicatrizado,

la herida que llevaba unos centímetros más abajo

seguía estando abierta.

 

Lo miré a los ojos y lo quise.

 

Sus pupilas brillaban por la sal de la nostalgia

que se acumulaba en sus lagrimales

y lo único que deseé fue que algún día

fuera capaz de hacer de la alegría su hogar.

 

Porque la felicidad es el único lugar

en el que merece vivir.


Miss Poessía

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Escrito por

Julia. Canarias, 26 febreros. ♥ Graduada en Estudios Francófonos Aplicados. ♥ Máster en Traducción Editorial. Me gusta escribir y traducir, intentar descifrarme a través de las palabras. Escribo para saber lo que siento.

3 comentarios sobre “El hogar es donde duele

  1. ¡Muchísimas gracias! Totalmente de acuerdo con tu comentario, una persona con la piel intacta no ha vivido. Hay una frase de Benjamín Prado que me gusta mucho: «No tienes heridas solo porque jamás te has enfrentado a alguien». Lo malo no es que nos pasen cosas, lo malo es que no nos pase nada y llegar al final de la vida sin ninguna cicatriz.

    Te agradezco de corazón tus bonitas palabras y el apoyo que siempre me das…

    ¡Un abrazo! 😉

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