Foto de la entrada: Leighann Renee (Unsplash)
A veces te despiertas
con una extraña presión
latiendo en el lado izquierdo del pecho.
Y las madrugadas duelen demasiado
porque nadie te ha enseñado
a coserte las heridas abiertas
a las tres de la mañana.
Y te despiertas con más pasado a la espalda
que motivos para levantarte de la cama.
Y te encantaría arrancarte el cerebro del cuerpo
para dejar de pensar constantemente
en cosas que no merecen tanto esfuerzo mental.
O tener un interruptor
que cortara de súbito toda la electricidad
de tu corazón
para que dejes de electrocutarte con el dolor
cada vez que intentas encender la alegría descalza.
Y sientes algo removiéndose
en las entrañas,
pero no sabes identificarlo.
Y necesitas un abrazo largo
o tres copas de tequila.
Y descubres que el fondo
no era el fondo,
sino la superficie.
Y lees poesía,
pero esos versos
ya no te curan.
Y escuchas música,
pero los acordes de tu canción favorita
escuecen en tu cuerpo
en lugar de acariciarlo.
Y todo duele.
Y necesitas entender lo que sientes.
Si eso te ocurre, amiga, escribe.
Escribe,
aunque no sepas sobre qué.
Escribe
hasta quedarte sin palabras
ni dolor.
Escribe
hasta romper la jaula
en la que te habías encerrado
con llave.
Descubrirás
que lo único que late
en el lado izquierdo de tu pecho
es paz.
Te harás amiga íntima
de las madrugadas.
El dulce peso de las palabras
pesará mucho más
que el fardo del pasado
que cargabas sola sobre los hombros.
Tu cerebro y tu corazón
harán por fin las paces.
No necesitarás abrazos
ni alcohol,
porque desnudarte en un folio
es mucho mejor antídoto.
Y por fin sabrás lo que sientes.
Y todo dejará de doler.
Te lo prometo.
Miss Poessía
Esta obra está bajo una Licencia Crea
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Muchas gracias, Pippo 😉
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¡Precioso!
Me ha encantado encontrarte y leerte
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Qué comentario más bonito, Úrsula, has conseguido emocionarme. El placer es mío, bienvenida a mi humilde morada 🙂 Siéntete como en casa y ponte cómoda jeje.
¡Un fuerte abrazo! ❤
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Gracias, ya me he sentido en casa en esas primeras lecturas.
Sin duda que seguiré tus entradas con interés.
Un abrazo de buenas noches
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Hermoso!
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¡Gracias!
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Me siento totalmente identificada. Menos mal que no soy la única que se refugia en las letras…
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Las letras son siempre madero al que agarrarse para no naufragar en mitad de la tormenta interior que a veces surge en nosotras… Ya lo dijo Alejandra Pizarnik: «Escribir un poema es reparar la herida fundamental, la desgarradura». Un abrazo grande ❤
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