Recuerdo sentirme en casa
cuando me abrazaste por detrás en la terminal,
el regusto a hogar de tus labios.
Recuerdo colgar el cartel de cerrado
en las puertas de mi alma
para que las penas no entraran de nuevo
y al mismo tiempo abrírtelas de par en par
para que entraras sin miedo y directo
a habitar cada recoveco,
sin dejar espacio al miedo.
Recuerdo el sabor a vida de tus besos,
cuando me abrazaste tan dulcemente
que Madrid comenzó a llorar
como queriendo traernos el mar.
Y te juro, amor, que las lágrimas
que caían del cielo sabían a salitre
y tus brazos rodeándome en enero
me supieron más a verano que nunca.
Recuerdo despertarme en medio de la noche,
mirar a mi lado y verte durmiendo
y tener que pellizcarme para asegurarme
de que era real.
Recuerdo pensar que volver a ti
es volver a mí,
que cualquier lugar es casa
si eres tú quien lo habita.
Recuerdo la primera noche,
irme a dormir después del incendio
y despertar con un par de alas nuevas
como un ave fénix
con más ganas de volar
que lastres que me aten al suelo.
Recuerdo que el Retiro cerró
mientras abríamos nuestros corazones,
los de seguridad cerraron las rejas del parque
mientras nuestros sentimientos
hacían jornada de puertas abiertas.
Abrimos nuestro corazón
como quien abre las compuertas de una presa,
dejando salir las emociones sin control,
sin miedo a inundarlo todo.
Recuerdo que un vendedor ambulante
te sugirió que me comprarás una rosa
en la plaza de Santa Ana
y pensé que la flor eres tú.
Eres esa rosa que embellece mi planeta solitario
y le da sentido al paisaje,
la primera que puedo acariciar sin miedo
a pincharme.
Recuerdo tu locura en cada bar de Malasaña,
dejarte un reguero de caricias en Lavapiés,
el atardecer reflejado en tus ojos
en el Templo de Debod,
entrelazar nuestras manos tranquilas
entre las prisas de Gran Vía.
Recuerdo conocer a tu familia
y quererles desde el primer minuto.
Sorprenderme al pensar
en toda la eternidad que cabe
en cuatro días.
Recuerdo la nota que me escribiste
en aquel recital de poesía
y ser incapaz de responder algo digno de ti,
porque eres de esas personas
demasiado fáciles de besar
pero jodidamente complicadas de versar.
Recuerdo el dolor punzante de la despedida.
Mirar hacia atrás en el aeropuerto
y pensar al toparme con tu sonrisa
que tu imagen es esa promesa
que jamás me cansaría de cumplir.
Por favor, dime que no seremos solo recuerdo.
Yo no quiero ser recuerdo muerto,
quiero que seamos presente vivo.
Amarte con las mismas ansias,
que me sigas mirando de la misma manera
y yo ya no sepa donde caerme viva.
Miss Poessía
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Me encanta tienes una manera de escribir que al final pensé que estaba ahí en esa habitación, en esa bella Madrid, trasmites mucho y eso que acabo de empezar.
Feliz noche hermosa! Me encanto el post, te mando un beso enorme guapa ❤💋😊😘
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Vaya, ¡muchísimas gracias, guapa! No sabes cuánto te agradezco estas palabras, me pillas en un momento medio malo y de verdad que has conseguido alegrarme con este comentario de ánimo. Gracias por la visita y vuelve cuando quieras, estás en tu casa 😉
¡Besotes! ❤
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Cuánta magia en tus palabras, cuánto amor en esos días… eres una auténtica artista! Felicidades ❤️
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¡Muchas gracias! Tú sí que eres toda una artista, por eso valoro mucho tus palabras. Te agradezco la visita y el comentario, en serio, me has motivado.
¡Un abrazo!
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Eso no lo dudes porque alla voy a verte de cabeza otra vez, 😉
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