No lo sabes

No sabes lo que agota
la condescendencia.
Tener que explicar que decir
“negrito” o “morenito”
no es un gesto de cariño;
es un menosprecio a la identidad,
una discriminación
disfrazada de tolerancia.
Si una persona es negra,
¿por qué no llamarla por lo que es?
¿Acaso a ti te llaman blanquito?

No sabes cuánto aburre
vivir con el prejuicio
de que los inmigrantes
son personas ignorantes que viven en guetos.
Déjame decirte que hay inmigrantes
infinitamente mejor preparados que tú.

La única diferencia es que para ti
la oportunidad está mucho más a mano,
tan solo a unos centímetros de distancia,
mientras que ellos muchas veces
tienen que andar kilómetros y kilómetros
para llegar al mismo lugar.

¿Por qué?

¿Por qué tus orígenes son los que deciden
si el tren va a estar esperándote en la parada
o vas a tener que correr por toda la estación
para poder llegar a alcanzarlo?

No sabes lo duro que es
que en un currículum tenga más peso
tu nombre o tu foto
que todos los logros que has conseguido
a lo largo de tu vida.

No sabes lo mucho que molesta
que haya gente que minimiza
y relativiza el racismo
al decir que no ve colores,
que todos somos iguales,
que lo importante es el interior.
Hacer invisible la opresión racial
no es sinónimo de acabar con ella.

No sabes lo que aburre
empezar a ver una película
y saber desde el minuto uno
que el negro va a morir.
Es algo que ya está aceptado.
Porque qué más da que muera
si es negro, ¿no?
¿Cómo va a ser un negro el protagonista,
te has vuelto loco?

No sabes cuán traumático es
tener que huir de tus raíces
porque alguien está intentando quemarlas,
pasar meses huyendo del propio hogar
en busca de otro,
para que cuando llegues, en lugar de refugio,
lo único que te den sea un puñado
de abandono y destierro.

No sabes nada de la crueldad,
de que miren antes tus papeles que tu historia,
de que no interese nada todo lo que puedes aportar,
sino solamente los documentos que te faltan.

No sabes lo fatigante que es
escuchar cada día que los extranjeros
vienen a quitar el trabajo a los demás,
si casi siempre trabajan en lo que no ocupan
los nacionales, en tus sobras,
en lo que tú te niegas a aceptar…
Además, si un extranjero
está mejor cualificado que tú,
¿por qué no iba a ocupar tu puesto?
Trabaja más, gánatelo, lucha.

No sabes lo difícil que resulta soportar
ser sexualizado constantemente
por tu apariencia, por tu origen.
Los negros y negras tienen que ser
fogosos, apasionados.
Las negras tienen que tener
buenas curvas y un bonito pelo rizado
y los negros tienen que tenerla grande,
¿verdad? ¿Acaso no es obvio?

No sabes lo que cansa que te digan
que tienes que integrarte en una cultura,
que tienes que adaptarte a las costumbres del país,
que has de vivir como uno de ellos.
¿En qué momento integrarse en una cultura
pasó a ser sinónimo de renunciar a la propia?

No sabes lo que agota amar a alguien
con quien no compartes color de piel,
pero sí el mismo sentimiento
y que no dejen de poner piedras
en el camino de tu amor,
de bombardearte con frases racistas
y llenas de prejuicios.

Que piensen que quieres estar con alguien
para poder quedarte en el país
u obtener una nacionalidad,
no porque el corazón te lo dicte.

Ahora escúchame bien:
yo tampoco lo sé.

He tenido la suerte
de nacer dentro de otra frontera,
de que las coordenadas
de esta ciudad que habito
me hagan tener privilegios
con los que él no cuenta.

Nunca he andado su camino,
pero intento ponerme sus zapatos.

No he sentido en mis entrañas su dolor,
pero intento comprenderlo.

No he nacido en una tierra fracturada,
ni sé lo que es vivir sin conocer
otra realidad que la guerra,
pero me doy cuenta de lo duro que es.

No he tenido que alejarme de mi familia
ni de mi tierra
en busca de un futuro incierto
cuando irse es el camino
que menos quieren recorrer mis pies,
pero no me hace falta pensar mucho
para saber el trauma que ello supone.

Ya lo dijo Bob Marley:
“todo ser humano tiene derecho
a decidir su propio destino”.
¿Cómo negar algo tan básico?

Así que yo tampoco lo sé,
de verdad,
no sé nada.

Solamente sé que
soy una afortunada,
que tengo suerte
y la suerte hay que compartirla.

Solo sé que,
aunque nunca llegue a vivir algo así,
siempre voy a intentar
comprenderlo.

Echar una mano
ahí donde otros echan a patadas.

Solamente te pido eso: empatía.

Miss Poessía

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Escrito por

Julia. Canarias, 26 febreros. ♥ Graduada en Estudios Francófonos Aplicados. ♥ Máster en Traducción Editorial. Me gusta escribir y traducir, intentar descifrarme a través de las palabras. Escribo para saber lo que siento.

7 comentarios sobre “No lo sabes

  1. Es genial! Cuanta verdad agrupada en versos.
    Gracias pro compartir algo así, la verdad a veces necesitamos un cachetazo que nos despierte como humanos, como sociedad, como humanidad.

    Te sigo. ¡Un beso!

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  2. ¡Muchísimas gracias, Paula! ❤ La verdad es que es triste ver que, en lugar de despertarse, la sociedad está cada vez más dormida… Gracias por seguirme, me alegro de que te haya gustado mi rinconcito. ¡Bienvenida! 😉

    ¡Un besote!

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