Foto: Julia Viciana
No es que no pueda vivir sin ti. Podría hacerlo, pero entonces debería usar otro verbo. Porque, sin ti, la vida deja un regusto a pólvora y cada día es una bala que impacta en un cuerpo que ya no sabe si ganará la batalla la nostalgia, disparando sin piedad a quemarropa, o la esperanza, que alimenta cada latido de este corazón tiroteado.
No es que sin ti me falte el aire. Es que aire es el nombre que le puse al aliento que se escapa de tus labios y ahora no sé cómo llamar a esta mezcla de nitrógeno, oxígeno y gas si no respiras a escasos milímetros de mi boca.
No es que te eche de menos. Es que te pienso tanto que siempre estás aquí, pero te quiero tangible y a mi lado y no sabes cómo escuece despertar cada mañana y que mi piel se estrelle contra la nada cuando busco la tuya, tener un arsenal de ganas y besos que no puedo lanzarte hasta que caigas derrotado y me pidas un alto al fuego que no haga sino reavivar más mis llamas.
No es que quiera besarte. Es que mis labios sin tu saliva son como nuestra isla sin su mar, como Sherlock Holmes sin su Watson. Y te juro que no sé qué hacer con esta boca tan dispuesta a bailar que se ha quedado sin su mejor compañera de baile: la tuya. Añoro tanto el baile de nuestros labios…
No es que te necesite. Es que necesito volver a descubrir una nueva versión de mí misma en cada playa escondida en tu cuerpo, sorprenderme al ver quién soy cuando estoy contigo y descubrir que no quiero dejar de ser esa persona jamás.
No es que te quiera. Es que el verbo querer se queda tan corto ante la inmensa magnitud de lo que siento que tenemos que inventarnos otro. Otro que sepa describir el sentimiento que me nace cuando deslizas tu mano hasta mi cintura y me empujas hacia ti, cuando escucho tu voz en cada una de sus modalidades, cuando me miras con la mirada llena de provocación y vacía de disimulo, cuando me aprietas fuerte la mano y nos dejamos llevar, cuando me cuentas tu visión de la vida mientras miramos las estrellas de noche en una cala…
No es que piense en ti. Es que eres mi único jodido pensamiento y el recuerdo de todo lo que hemos vivido me bombardea antes de que cierre los ojos y al abrirlos al despertar. Pero qué bombardeo más dulce si es tu imagen la que cae sobre mi memoria, no me importaría declarar una guerra abierta y pedir a gritos que abran fuego si el armamento utilizado son nuestros recuerdos.
No es que quiera volver a verte. Es que esa idea de que sean tus brazos los que me estén esperando en la terminal es la que le da sentido a todo, la que me empuja, pero al mismo tiempo sé que estar separados va a hacer que valoremos más los momentos en los que estamos juntos.
Joder, qué cosas más cursis escribo desde que me enamoré de ti… Joder, nadie me dijo que esto de la distancia sería tan duro…
Miss Poessía
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He visto que te han destacado en Buenday, felicidades, el texto se lo merece. Un abrazo.
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¡Gracias, Nuria! 😉 Me alegro muchísimo de que te haya gustado el texto, lo he escrito desde el corazón y es un placer ver que mis palabras llegan a quienes me leen.
¡Un fuerte abrazo!
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El amor nos descoloca y, como dices, nos vuelve hasta «cursis». Es bonito lo que cuentas. Muy bonito.
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¡Muchísimas gracias, Nuria! ♡ Es un placer que te guste y estoy encantada de tenerte de nuevo por aquí.
¡Un abrazo!
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