Mereces la pena
porque has sido capaz de resucitarme
las ganas,
porque cuando me habían quemado
las ilusiones
supiste coger esas cenizas
y convertirlas en un ave fénix
que ahora vuela más alto que nunca
emigrando hacia el paraíso,
sobrevolando miedos,
inseguridades
y pasados descosidos.

Mereces la pena
porque desde el primer momento
en el que te conocí
supe que el viaje a tu lado tendría sentido,
porque cuando te di dos besos
y me dijiste tu nombre por primera vez
supe que quería compartir contigo
mucho más que nuestras iniciales.

Mereces la pena
porque me hablas de marcharnos de la isla,
de visitar Venecia,
de lugares en los que nunca he estado,
pero a los que consigues llevarme
a través del fuego que tiene tu mirada
cuando me hablas de ellos.

Mereces la pena porque,
en el capítulo lleno de tachones de mi vida,
tú eres ese párrafo hermosamente escrito
que le da sentido a la historia.

Mereces la pena
porque te ríes de mí y yo me río de ti
y nos reímos de nosotros mismos.
Y en serio que nadie
había llegado antes a mi vida
con tanta hambre de risas,
con la firme decisión
de hacer de su carcajada el nuevo himno
que guíe mis pasos silenciosos.

Mereces la pena
porque te has convertido en el protagonista
de las mejores escenas de acción de nuestra película,
esa que solamente puede verse
en los mejores cines
y que a veces es solo para adultos.

Mereces la pena
porque mis manos llevaban
demasiado tiempo aferrándose
al vacío de pieles fingidas
que eran la superficie de almas
demasiado egoístas
como para latir por algo más que interés.
Y, ahora que has aparecido,
me sorprende ver lo bien que encajan
mis sueños
entre los cinco dedos de tu mano
y las seis letras de tu nombre.

Mereces la pena
porque tus besos encendidos
han venido a hacer volar de nuevo
en mi estómago
todas esas gaviotas
que se habían cansado del clima frío
en el que se estaba convirtiendo mi alma oceánica.

Mereces la pena
porque no puedo parar de pensarte
y me gusta sentirte ahí,
bien adentro,
entre las paredes de mi mente
y mi memoria.

Mereces la pena
porque me has hecho volver
a los versos felices,
porque has hecho que deje mi adicción
a quebrarme y abrirme la piel
para encontrar
en la profundidad de mi herida
sentimientos guardados
y tratar de inmortalizarlos en palabras.

Mereces la pena
porque me has demostrado
que todavía queda mucho por sentir,
porque me has tocado en lugares
que nadie se había atrevido nunca a explorar
y supe que estaba desnuda ante ti
mucho antes de que comenzaras
a quitarme la ropa.

Mereces la pena
porque has venido a derrumbar
la montaña de certezas
que había ido levantado poco a poco,
porque has agarrado mi pensamiento
y lo has sacudido,
lo has llevado bien lejos
y me has hecho verlo todo
desde un punto de vista
completamente nuevo.

Mereces la pena
porque no me importa el destino
si eres mi acompañante de viaje,
porque he comprendido que mi hogar
es cualquier lugar del universo
en el que mis cicatrices
se alineen con las tuyas.

Mereces la pena
porque contigo vuelvo a sentirme
como una niña con las rodillas magulladas,
pero sin miedo a caer.

Mereces la pena
porque desde que contemplé
los mares de tu mirada
supe que sería imposible salir
de las olas de tus ojos
y aun así me atreví a saltar.

Mereces la pena
porque me has devuelto la alegría.