Lo sé.
Sé que estás harta. Aburrida. Desencantada. Hastiada. Extenuada. Agotada. Exhausta. Hecha polvo (o, como todo buen canario diría, hecha gofio). Hasta las narices de la vida.
Sé que pasas tanto tiempo en la biblioteca que sería más práctico llevarte la cama allí, así ahorrarías el tiempo que tardas en regresar a dormir a tu casa, ese lugar que ahora pisas menos que un tronista de Mujeres y Hombres y Viceversa una librería.
Que cada vez tienes menos tiempo para ver a tus amigos si no quedas con ellos para estudiar, pero a cambio te han salido dos amigas malva bajo los ojos que te han jurado que no te abandonarán. Eso sí que es amistad… Y que cuando la gente ve a esas amigas incondicionales que adornan tu mirada te preguntan si te has maquillado, si te has puesto sombra, porque vas por la vida con un flow tipo Mario Vaquerizo que lo flipas.
Que miras el color vampiresco de tu piel y lloras pensando en esa época en la que eras libre como Elsa la de Frozen y podías tener un bronceado con el que te sentías la fucking Rihanna.
Que tu cuerpo ya no está formado por un 60% de agua, sino de café y bebidas energéticas.
Que tú también mentiste como todos esos políticos a los que criticas, tú también prometiste un programa lleno de propuestas como «este cuatrimestre voy a llevar los apuntes al día», «voy a estudiar todos los días», «voy a ser más responsable y no dejarlo todo para el último día», «voy a mejorar mis notas»…
Que últimamente consideras seriamente la posibilidad de ahogar tus penas bebiendo, pero luego piensas en lo triste que sería estar borracha sola en casa con tu montaña de apuntes como único acompañante y se te pasa.
Que te has convertido en una gurú del autoengaño y ya tienes tanta experiencia que podrías escribir un libro que contenga capítulos como «mañana me levanto temprano a estudiar», «dentro de media hora empiezo», «hoy termino de estudiar esta asignatura», «esto me lo aprendo rápido»…
Que a veces te planteas seriamente por qué cogiste esta carrera, pero luego recuerdas que en el mundo hay gente como Kiko Rivera, Belén Esteban, los participantes de Gran Hermano o Trump y te das cuenta de lo importante que es formarse y ser una persona culta.
Que ya no te quedan uñas. Ni uñas, ni motivación, ni ganas de levantarte, ni ganas de nada en general. Lo único que te queda es un tocho enorme de apuntes que te mira burlándose de ti desde la esquina de la habitación cada vez que abres los ojos.
Que eres como uno de esos personajes encerrados como en el mito de la caverna de Platón, pero a ti te parece que jamás verás la luz del sol.
Que al principio querías sacar más puntos que el cirujano al rostro de Renée Zellweger, pero ahora le darías la bienvenida a cualquier cinco que toque a tu puerta y hasta le pondrías una alfombra roja y le presentarías a tu familia. Tu familia, esa gran olvidada desde que llegó mayo…
Que se te ocurren más adjetivos para calificar a ese simpatiquísimo profesor que ni la RAE…
Que desearías que la universidad fuera como una de esas series de Netflix de las que recuerdas todo y que además puedes acabar en un par de días.
Que esto no es la fiesta que te habían prometido, sino una verbena cutre de pueblo, como mucho.
Que te has dado cuenta de que esto ya no es el instituto, que no puedes estudiarte todo el día antes y sacar sobresaliente. Básicamente, porque si quieres estudiarlo todo el día antes, necesitarías que los días duraran tanto como los agradecimientos de los Goya.
Que maldices a toda esa gente que te dijo que la universidad era lo mejor porque te dedicas a estudiar lo que te gusta.
Que tienes tan pocas ganas de estudiar que te pones a escribir un post tan melodramático y sin sentido como este.
Pero déjame decirte, querida estudiante estresada, que ya no queda nada. De verdad, no queda nada. Después de este sprint final, cruzarás la meta agotada pero satisfecha. Después de esto, te espera un verano increíble. Te esperan meses de sol, playa, viajes, quedadas con los amigos, conciertos. Así que, piénsalo, ¿no merece la pena estudiar un par de semanas más y luego disfrutar al máximo de meses paradisíacos? ¿No te merece la pena encuevarse un poco ahora y ser una zombi en vida, una muerta cadáver, para luego salir de tu encierro al ritmo de «I want to break free», más viva viviente que nunca?
Esfuérzate. Trabaja. Madruga. Estudia. Porque lo mejor está por venir.
Miss Poessía
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¡Buenas, queridos poetas! Este es un post que me escribí a mí misma para motivarme en el fin de exámenes, pero si sirve para motivar a alguno de ustedes, pues mejor que mejor. Espero que les guste… No creo que pueda escribir mucho con los exámenes, pero cuando acaben regresaré con más fuerza que nunca. Muaacs! ♥