A veces me gustaría ser una persona plana.

Dejar de darle incontables vueltas
a todas las incógnitas que aún no he despejado
de mi alma
y que siempre me llevan al mismo lugar.

Dejar de perderme en la espesura lúgubre
de mi tristeza
buscando soluciones,
como quien persigue un horizonte
sabiendo que jamás logrará alcanzarlo,
pero que la persecución
le ayuda a seguir caminando hacia delante.

Abandonar mis preocupaciones
causadas por tantos ceros a la izquierda,
dejar de hacer el primo buscando ochos
que tumbados me recuerden al infinito.

Me gustaría retirarme de mi guerra contra mí,
ondear por fin la bandera blanca
y llegar a un pacto de paz con mi yo interior.

Quisiera cesar de descoserme las heridas
para intentar entender qué tiene alterada mi sangre,
dejar de echar tinta sobre mis cicatrices
para tratar de (d)escribirlas
de la mejor manera posible
y poder así llegar a comprenderlas.

De echar pólvora sobre mi pasado
y luego quejarme cuando regreso a mis recuerdos
y veo que se han quemado,
que ya solo son ceniza.

Estaría bien que no me esforzara
en entender el comportamiento de ciertos chicos
después de su partida,
que simplemente los dejara ir.

Que hiciese caso a Marley
y a McFerrin
y no me preocupara,
que simplemente fuera feliz.

No estaría mal levantarme un día
sin más inquietudes que qué voy a desayunar
o qué ropa voy a ponerme,
como cuando era una niña risueña
con el corazón a estrenar
y no tenía que ponerle nombre
a cada una de mis fracturas.

No estaría mal, en serio.

Experimentar solo por un momento
lo que es vivir sin comerse la cabeza,
sin tratar de descifrarme en cada insomnio,
sin buscar motivos,
sin ponerme piedras a mí misma
para luego sorprenderme de la caída,
sin meterme en laberintos
aunque tenga al lado el camino recto,
sin sufrir por quienes no lo merecen,
sin atormentarme con injusticias
contra las que no puedo luchar en solitario,
sin pensar tanto que mi mente se aleje cada día más
de la cordura…

Estaría muy bien, en realidad.

Pero supongo que,
si fuera una persona plana,
no sería yo.

Y, al fin y al cabo,
siempre me han gustado
las profundidades.

Miss Poessía

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