Llevo tantas noches soñándote,
escribiéndote e imaginándote
que me he hecho amiga íntima de la madrugada.
Las estrellas ya me guiñan un ojo
desde la oscuridad sabiendo
que vamos a pasar otra noche juntas
y la luna parece brillar a mi salud
(si es que me queda algo de salud mental).
Las ojeras que subrayan de negro mis ojos
me han dicho que no van a desteñirse
hasta que no se destiña un poco la intensidad
con la que te pienso
y yo les he dado la bienvenida a mi rostro
y les he contestado que se pongan cómodas,
pues no voy a dejar de pensarte
y sospecho que a esta intensidad le queda mucho tiempo
antes de que haga las maletas y me abandone.
No sé si agradecerte que hayas hecho que se sequen
las cataratas del Niágara de mis ojos
o maldecirte
porque has hecho que no pueda dormir
porque tengo exceso de ilusión en el alma.
No sé si odiarte por robarme las ideas
y monopolizar mi imaginación
o si quererte porque, por fin,
puedo escribir palabras ausentes de tristeza.
Si te soy sincera, estoy en ese punto
en el que hemos cogido velocidad
y no estoy segura de si quiero pisar más a fondo
el acelerador
o cambiar el pie al pedal del freno.
Me tienes demasiado confundida
porque no sé si eres otro sapo
o si poco a poco podrás llegar a convertirte
en ese Principito que tanto se ha hecho de rogar.
Eres tan contradictorio
que hasta mi propio desorden mental
me parece insignificante si lo pongo al lado de tu caos.
Sin embargo, tener contradicciones
es una manera de entender mejor que no se puede entender.
Y yo nunca he aspirado a que me entiendan,
porque ni yo misma lo hago.
Por eso me escribo,
para intentar ponerle nombre a estos sentimientos
que hace tiempo había olvidado.
Por eso te escribo,
para intentar entender
qué es lo que quieres,
qué es lo que buscas cuando
te quedas mirándome y me besas.
No sé qué intenciones oculta
el lado izquierdo de tu pecho
ni qué pensamientos se esconden
bajo tu frente.
No lo sé.
Pero creo que voy a tener que dejar
de preguntarle a este folio blanco y vacío
y comenzar a preguntarte a ti
qué carajo le estás haciendo a mi cabeza.
Miss Poessía
Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional.
Haces bien en escribirte. Acabarás entendiéndote a base de hacerlo, poeta.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Como verse reflejada en un espejo, aunque con un pequeño desfase temporal. Precioso, me encanta, como siempre ♥
Me gustaLe gusta a 1 persona
Muchas gracias por tus palabras, Nuria. Desde luego, creo que escribir es la mejor manera de entender lo que nos pasa por dentro. Muchas gracias por estar de nuevo aquí ♡
Me gustaLe gusta a 1 persona
Muchísimas gracias, Mercurio, de verdad. Este blog sin tu presencia y sin tus comentarios jamás sería lo mismo.
Un abrazo! ♡
Me gustaLe gusta a 1 persona
¡Bonito y sincero poema! ¡Ánimo en esa búsqueda interior! ¡Qué mejor que conocerse a uno mismo?!
Me gustaMe gusta
¡Muchas gracias, David! Tienes toda la razón, aunque el camino a una misma sea sinuoso y complicado, no hay nada mejor que el autoconocimiento. Gracias por hacer siempre este rincón más bello con tus palabras.
Un abrazo 😉
Me gustaLe gusta a 1 persona
Si lo viste sinuoso y complicado, es que viste el camino. ¡Sé sencilla! ¡Sé compleja! ¡Sé como quieras, pero fiel a ti misma!
Un abrazo guapa 😉
Me gustaLe gusta a 1 persona