Añorar el pasado es añorar
el recuerdo de lo que era,
una versión caduca
de mi actual persona
que hay que actualizar,
un sucedáneo de mí misma.
Añorar el pasado es anclarme
a un fondo en el que nunca
volveré a sumergirme,
así que mejor recojo el ancla
y la sujeto a mi presente,
suelto las amarras
y pongo rumbo a lo desconocido.
Porque esa será la única forma
de llegar a conocerme.
Estoy intentando desteñir mi ayer,
que los pasos que he dado hasta ahora
me ayuden a encontrar el camino,
comenzar a buscar nuevos vientos
y acabar de perderme en huracanes.
Con 20 años ya ha dado tiempo
a que se produzcan varias fracturas
en el alma, pero lo que nadie te enseña
en dos décadas es cómo volver a poner
los pedazos en su lugar.
Sin embargo, he aprendido.
Me he vuelto autodidacta en el arte
de recoger mi corazón roto
y convertirlo en algo bello.
En 20 años he amado
por encima de mis posibilidades
y me han amado
por encima de mis expectativas.
He viajado a lugares que mi mente
nunca hubiera sido capaz de imaginar,
y he imaginado lugares
a los que nunca llegué a viajar contigo.
He conocido a personas que se quedaron
en mi vida el mismo tiempo
que las hojas en otoño
y otras que, por muchos otoños que pasen,
siempre van a estar ahí.
Ha habido pérdidas que dolieron,
que duelen,
que todavía siguen doliendo.
Ha habido soles de primavera
que han incendiado mis miedos,
ha habido gente que jamás
podrá quitarse de encima el frío
porque ha perdido el calor
en la mirada, el fuego en sus actos.
He escrito demasiado
a quien no merecía mis palabras.
He dibujado letras
mientras mi alma
se ha inundado de mares
de lágrimas saladas.
He soñado,
he amado,
he sufrido,
he llorado,
he reído,
he sido feliz.
Y ahora que miro al pasado
solo me queda decirle
al futuro que tengo delante
que este presente siga siendo
igual de fascinante.
Que vengan muchas más décadas.
Que estoy preparada,
que acepto el reto.
Miss Poessía
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caladahastalosversos.com 
Dice el tango de Gardel que «20 años no es nada», pero cuando son los primeros 20 de una vida, donde se pasan la niñez, la adolescencia y comienza la madurez, 20 años es mucho, muchísimo, y así lo dejas reflejado en tu hermoso poema. Un placer leerte. Un saludo !
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Toda la razón, Carlos. Veinte años significan mucho cuando son los primeros de una vida. Muchas gracias por tu tiempo en leerme y en dejarme estas palabras tan bonitas. Un placer que me leas!
Besos 😉
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Hola Julia! Me ha encantado el poema. No sabía que escribías…eres realmente buena. Solo quería decirte que mucha suerte en esto del blog, que es un poco duro mantener la constancia pero si es algo que te apasiona siempre se puede conseguir. La estética del blog es muy cuidada y se agradece, y en cuanto a las fotos de entrada, son muy bonitas, pero he visto que haces algunas preciosas por Instagram y deberías colar alguna. Un besito guapa, espero que te vaya todo bien 🙂
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Hola Raquel!
Muchas gracias por este pedazo de comentario, de verdad. Sí, a veces es difícil ser constante (sobre todo en épocas de examen jeje), pero es algo que me gusta y que llevo haciendo desde pequeña así que espero no dejarlo. Lo de las fotos lo había pensado, me gustaría que el blog fuera 100% mío, pero me cuesta mucho encontrar fotos propias que estén relacionadas con lo que escribo. Además, todavía no hago tan buenas fotos jeje.
Un besote, espero que a ti también te vaya súper bien ♡
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Señorita poesía, una declaración de principios sin finales, un camino que recién empieza y nunca acaba, y, una vida que siempre nos da la oportunidad de avanzar, aún con anclas y otras pesadeces del ayer tan nostálgico a veces siempre.
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Muchísimas gracias por estas palabras, Poetas Nuevos, toda la razón. Por muchas anclas y pesadeces que tengamos, siempre hay que seguir avanzando. Agradezco mucho el tiempo en leer y comentar, de verdad.
Besos, nos leemos 😉
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¡Hola Julia!
Felicidades por el poema, me gustó mucho, ¡de verdad!
Si estás decaída, sal a olorar la primavera que ya se acerca. Los inviernos son duros, siempre lo han sido y siempre lo serán. En estas fechas echamos de menos la compañía de un corazón que nos quiera.
Pero tú eres muy joven, demasiado joven para estar triste, demasiado joven para sufrir por el desamor.
Sé que no esperas consejos de otra gente, pues cuando tenía tus edades no los quería.
Sé que deseas locuras, mentes despiertas, sorprendentes y que te hagan sentir que estás viva.
Déjame decirte… que eso… lo conseguirás allí fuera, sí, fuera de la universidad, fuera del colegio, fuera de casa, lejos de los padres, conociendo gente nueva, que te necesiten como tú los necesitas, sólo ellos te valorarán realmente. ¡Perdona el consejo! Pero es lo que me hubiese gustado que me hubiesen dicho de joven.
¡Felicidades por el texto! ¡Te estás abriendo! ¿Y sabes una cosa? ¡Llega ya la primavera! ¡Cuando se abren la mayoría de las flores?! ¡Serás tú una de ellas?!
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¡Hola, David!
He visto esta maravilla de comentario desde esta mañana y he de confesarte que me alegraste el día, pero hasta ahora no te había respondido porque no sé cómo se responde a algo tan bonito. De verdad, sin palabras, muchísimas gracias.
Es cierto que los inviernos son duros, pero no te preocupes, este invierno pinta mucho mejor que los demás. Al contrario, valoro muchísimo tus consejos y te agradezco que me los des. Muy buen consejo, además.
Ojalá fuera una flor de primavera jeje, gracias por mirar siempre a mis poemas y a mí con tan buenos ojos.
Un abrazo enorme ❤
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¡Hola, Julia!
(Tanto tiempo leyéndonos, y todavía no sabía tu nombre hasta ahora).
Me ha encantado esta poesía. Especialmente esta parte que tan identificada me hace sentir:
Me he vuelto autodidacta en el arte
de recoger mi corazón roto
y convertirlo en algo bello.
Enhorabuena por desnudar tan bien tu alma y plasmarla tan bonito.
Un abrazo,
Nuria.
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¡Muchas gracias, Nuria! 😉 Bueno, nunca es tarde, jeje. Me encanta que te encante, viniendo de ti es todo un halago, en serio. Te agradezco de corazón estas palabras tan preciosas.
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