Satán siempre es mujer

Hace unos meses fui a una exposición de El Bosco y me di cuenta de que el mundo que el pintor reflejaba en sus cuadros no está tan alejado del presente. El jardín de las Delicias, El carro de heno, Las Tentaciones de San Antonio… Pinturas que nos recuerdan a una sociedad en la que Satán siempre era mujer, que remiten al pecado original, a la figura femenina como la culpable de la tentación. Estamos en el siglo XXI y la justicia sigue yendo tan rápido que no hemos sido capaces de alcanzarla, tal vez porque no estamos dispuestos a ponernos a correr.

Hablo de justicia entre hombres y mujeres, de imparcialidad. Hablo de ser iguales. Porque en un siglo en el que ha habido tantos avances tecnológicos, sigo sin averiguar por qué aún no somos capaces de entender que, por muchas diferencias físicas o de género que existan entre nosotros, nuestros corazones tienen el mismo género y color.

Dicen que estamos en la tercera ola del feminismo, pero a esta ola aún le hace falta fuerza para poder llegar a convertirse en ese destructor maremoto que acabe reduciendo a ruinas los prejuicios, los estereotipos y la discriminación. Porque parece que ahora todos apoyamos el feminismo, y qué bien queda publicar en nuestras redes sociales frases de Simone de Beauvoir acompañadas de fotos intensitas… Sin embargo, a la hora de la verdad, ¿cuántos de nosotros estamos dispuestos a luchar por esos ideales?

No, no estoy hablando de intentar cambiar el mundo de la noche a la mañana, de emprender una revolución política. Nada de eso, es mucho más sencillo. Estoy hablando de que cuando alguno de tus amigos suelte un comentario machista tú no te calles, porque así serás un cómplice más que contribuye a que se vaya añadiendo otro granito de arena a esta playa de inmoralidad que cada vez va creciendo más. De que te quejes, que para eso tienes boca. De que no te quedes impasible ante tantos anuncios machistas de la televisión, ante el abuso del poder y de la religión, ante la dictadura del lenguaje.

Que, cuando la injusticia desfile ante tus ojos, seas capaz de hacerle la zancadilla y enseñarle que debería haber caído mucho antes. Que no bajes la cabeza y lo aceptes todo, que hace ya mucho tiempo que los papeles han cambiado y hemos pasado a ser las lobas del cuento. Que luches por cambiar el pensamiento de la sociedad a través de pequeñas acciones, porque es repugnante que en el país que en teoría es el más avanzado del mundo gobierne un tipo anaranjado que va lanzando frases denigrantes sobre la mujer como si nada. Que no te quedes inmóvil, que sueñes con una realidad diferente y que luches por hacerla posible. Que ya lo dijo Risto: «La única forma de ganarse la herencia recibida de manos de la generaciones pasadas es mejorar la que se entrega a las futuras». Porque, si nos rendimos ahora, ¿de qué ha servido tanta lucha en el pasado? Porque si no luchamos por mejorar el mundo en el que vivimos, ¿cómo vamos a mirar mañana a nuestros hijos a la cara y exigirles que lo hagan?

Así que venga, vamos a hacer ver lo que valemos. Vamos a exigir lo que merecemos y demostrar que eso del sexo débil se ha quedado obsoleto. Vamos a cuestionarlo todo.

¿Por qué si una mujer se esfuerza lo mismo que un hombre recibe mucho menos sueldo?¿Por qué les robamos la infancia a las niñas obligándolas a casarse con alguien a quien no aman? ¿Por qué la lista de nombres que deja la violencia de género no deja de crecer? ¿Por qué explotamos y traficamos con mujeres y niñas, tratándolas como objetos de intercambio? ¿Por qué se habla más del escote de una presentadora que de su carrera profesional? ¿Por qué en el sendero hacia el éxito nos siguen dando tantos codazos para impedir que avancemos? ¿Por qué si tu jefa es mujer has de sentirte inferior? ¿Por qué si una chica decide ser libre sexualmente se dice que es una puta, pero si lo hace un chico se le considera un triunfador? ¿Por qué no podemos volver a nuestra casa de madrugada sin sentirnos amenazadas? ¿Por qué sigue habiendo países en los que las mujeres nunca han conocido la libertad?

Ojalá algún día se despejen estas incógnitas y tengamos que dejar de preguntarnos por qué… Ojalá llegue un día en el que Satán ya no sea nombre de mujer.

Miss Poessía

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Escrito por

Julia. Canarias, 26 febreros. ♥ Graduada en Estudios Francófonos Aplicados. ♥ Máster en Traducción Editorial. Me gusta escribir y traducir, intentar descifrarme a través de las palabras. Escribo para saber lo que siento.

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