He perdido tantos trenes
que me cansé de esperarte en la estación,
siempre en la última parada, llamada miedo,
destino catástrofe.
Por eso voy a alejarme de las vías
y voy a empezar a acercarme a la utopía.
Sí, amor, esa de no mirar atrás si te tengo delante,
de gastar rueda y desgastarnos la piel
sin importar cuántos kilómetros queden por recorrer,
porque ahora eres mi copiloto
y no tengo miedo.
Contigo siento que estoy aprendiendo a conducir
y presiento que el camino no será fácil,
pero estoy dispuesta a asumir el riesgo
de descubrir
si quemamos antes los neumáticos
o nuestras pieles.
Tenía la felicidad en reserva,
el depósito lleno a rebosar de decepciones,
mi alegría en punto muerto
y el maletero lleno de penas.
Pero llegaste.
Y desde entonces temo que me multen
por exceso de felicidad,
que nuestros cuerpos colapsen las vías
porque ya no soy capaz de mantener contigo
la distancia de seguridad.
No quiero más curvas que no sean
las de tu sonrisa,
ni subidas que no lleven
a la cima de tus labios.
No quiero líneas continuas
que me impidan atravesarte.
No me importa que un recuerdo
me impacte por detrás,
de nada sirve mirar al retrovisor
si el paisaje más hermoso lo tengo delante.
Hemos cogido tanta velocidad
que hasta la adversidad
se cansó de perseguirnos.
Y sí, sé que voy pasada de revoluciones,
que en cualquier momento puedo calar
pero no quiero cambiar de marchas
sino marcharme, lejos de sinsentidos,
a una calle
cuyo único sentido seas tú.
No voy a frenar,
sino a probar contigo
nuevas formas de desenfreno.
Tampoco pienso atender a señales,
sino señalarte cuando me pregunten
dónde queda el paraíso.
No iré por rotondas donde no estés
a la vuelta de la esquina,
ni estacionaré fuera
del hueco de tu clavícula.
Vamos a dar un volantazo
y cambiar el rumbo,
aunque no haya visibilidad.
Ven.
Cambia de rasante
y ven a vuelo raso hasta mis brazos.
Ven.
Acelera.
Vamos a sacarnos el práctico
en querernos.
Miss Poessía
Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional.
Yo te aprobaba el carnet. Qué bonito…
Me gustaMe gusta
¡Muchas gracias, Bárbara! Me alegro mucho de que te haya gustado. En cuanto a lo del carné, al final no hubo suerte jajaja
Me gustaLe gusta a 1 persona
jajajaja vaya por dios…
Me gustaLe gusta a 1 persona
Bien dicho. Menos aprobar teóricos en esto del amor y más lanzarse de cabeza a por el práctico.
(Te superas).
Me gustaLe gusta a 1 persona
Exacto, a ver si esta vez el práctico no se me escapa jaja. Muchísimas gracias chiquillo, de verdad ♥
Me gustaLe gusta a 1 persona
Que decir para no repetirme en cada comentario, es perfecto.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Merci beaucoup!! 😉 Tus comentarios sí que son perfectamente encantadores…
Me gustaMe gusta
Meses más tarde y haciendo un recorrido cronológicamente inverso por tu blog, sigo teniéndole muchísimo cariño a este poema, uno de los primeros con los que me topé y uno de los mejores desde mi punto de vista. De nuevo, agradecértelo.
Me gustaMe gusta
Ay, Mercurio, eres un amor. No sé qué haría yo sin tus comentarios ni tu apoyo, seriously. No sabes la sonrisa que me acabas de sacar… La verdad es que este es un poema al que yo también le tengo mucho cariño por los recuerdos que me trae jeje. Soy yo la que tiene que agradecerte TODO.
Un abrazo enorme, guapa.
Me gustaLe gusta a 1 persona